La presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) manifestó su “más profunda preocupación” ante el avance del narcotráfico en la región, el cual ha demostrado “su capacidad de infiltrar y corromper los poderes del Estado, las policías, las fuerzas armadas, los medios de comunicación, las empresas, en definitiva, todas las instituciones de la democracia”, según expresan los obispos del subcontinente en un mensaje publicado con ocasión del Día Internacional de Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, que el mundo conmemora cada 26 de junio.
En su mensaje, titulado: “¡No nos resignemos al narcotráfico!”, el Celam lamenta que esa actividad ilícita haya “sabido encontrar complicidades en los sistemas financieros, eludiendo controles y fiscalizaciones, e incluso hallando escondites, como las finanzas descentralizadas de las criptomonedas”.
A esto le agregan la preocupación por toda la territorialidad que estas redes del narcotráfico han ido tomando, llegando a conformar ejércitos propios, pandillas y sistemas violentos para el control de los territorios. Sumado a ello, el daño que están causando a los jóvenes, quienes clausuran su vida por el consumo de esas sustancias, y el daño a la paz de las familias, que se desmoronan por esa dolorosa realidad.
Los obispos latinoamericanos y caribeños advierten que “el narcotráfico es la disolución de los Estados, el reemplazo del Estado de derecho por la instauración de otra ley, la del más fuerte. Es un signo del derrumbe de la civilización occidental. ¿Cómo no vamos a expresar nuestra preocupación en este día?”, indican.
No naturalizar la situación
Del mismo modo -más allá de las propuestas derrotistas por luchar para legalizar la producción, consumo y distribución de drogas y de la discusión acerca de si puede ser conveniente o no cambiar el estatus legal del negocio de la droga-, agregan que “no creemos que ello pueda transformar la raíz de un problema que es más profundo, y que tiene que ver con la ambición desenfrenada de dinero que nos gobierna”.
De ahí que exhortan a no naturalizar la situación y a no dejar que el corazón de cada ser humano se llene de miedo, de tal forma que “se adormezca nuestra capacidad de reconocer que está en juego el presente y el futuro de la sociedad”.
Así también, al recordar que toda vida es sagrada, animan a todos los miembros de la Iglesia y a los pueblos de América Latina y el Caribe a no resignarse, y a seguir organizándose para cuidar la vida, anteponiéndola al poder y al dinero. “En cada lugar donde se abraza a quien sufre, donde se generan condiciones para el desarrollo humano integral, donde se camina al ritmo del más lento, donde se agranda la mesa para que coman todos, se está dando a luz la esperanza”.
La presidencia del Celam recuerda que, hace dos años, el organismo eclesial lanzó la Pastoral Latinoamericana de Acompañamiento y Prevención de las Adicciones, “para ponernos una vez más al servicio de la vida, y para reunir a todos los espacios que en la región se organizan para cuidarla”, y concluyen su mensaje elevando una oración especial por las víctimas del narcotráfico y pidiendo la intercesión de la Virgen de Guadalupe, patrona de América, para que sea ella quien bendiga la vida de todos los pueblos y los anime a encontrar caminos de paz que lleven a la Vida plena.+