Chile se encamina a un tercer incumplimiento consecutivo de la meta de Balance Estructural (BE), en un contexto en que el plan de acciones correctivas propuesto por el Ejecutivo a inicios de año no ha avanzado de acuerdo con lo comprometido. Esto evidencia un cuadro de estrés fiscal prolongado, reflejado en déficits estructurales persistentes, espacios fiscales restringidos, un acercamiento de la deuda a su nivel prudente, y riesgos macrofiscales en el corto y mediano plazo.
En este escenario, el CFA insiste en que se realice un mayor esfuerzo fiscal para minimizar el desvío de la meta de BE en 2025, cumplirla en 2026 y no superar el nivel prudente de deuda pública, con el fin de recuperar la credibilidad fiscal, mediante un compromiso claro de todos los actores políticos. En particular, para 2025, la Dipres proyecta un déficit estructural de -2,2% del PIB frente a una meta de BE de -1,6%, sin que se observen, a la fecha, reducciones de gasto adicionales para cumplirla. Esto ocurre en un contexto de presiones en el gasto corriente, que ha crecido por sobre lo proyectado, y de un menor crecimiento en el gasto de capital.
El CFA recomienda que los ajustes de gasto se concentren principalmente en el gasto corriente. A su vez, el escenario fiscal proyectado por Dipres para 2026 es exigente. Por un lado, las proyecciones de ingresos consideran incrementos con un significativo grado de incertidumbre, como la recaudación asociada a la Ley de Cumplimiento Tributario (LCT), y por otro, se requieren esfuerzos importantes de contención del gasto. Esto obliga a un monitoreo activo de las proyecciones de ingresos y un compromiso efectivo de todos los actores políticos para ajustar el gasto.
Un nuevo desvío de la meta de BE en 2026, sumado a los de 20232, 2024 y al proyectado para 2025, aumentarían la probabilidad de que, en los próximos años, la deuda pública sobrepase su nivel prudente, fijado en 45% del PIB, y debilitaría fuertemente la credibilidad de la regla fiscal.
En el mediano plazo, además cabe destacar que los restringidos espacios fiscales se estiman en base a una programación financiera de continuidad operacional, que contempla una reducción significativa de la inversión real y está sujeta a diversos riesgos y presiones fiscales. Entre dichos riesgos se encuentran los asociados a la medición de los parámetros estructurales -el PIB no minero tendencial y el precio de referencia del cobre-, la proyección del precio efectivo del cobre y la recaudación de la LCT, que podrían incidir negativamente en la estimación de los ingresos estructurales futuros.
Adicionalmente, las proyecciones no contemplan una recomposición de los activos del Tesoro Público, que se reducen como porcentaje del PIB en el horizonte de programación financiera. En este contexto, el Consejo recomienda: (i) implementar reducciones de gasto corriente adicionales durante 2025 para minimizar el potencial incumplimiento de la meta de BE; (ii) mantener el nivel prudente de deuda en 45% del PIB; (iii) seguir fortaleciendo los procesos de proyección y monitoreo de ingresos fiscales; (iv) revisar las metodologías del PIB no minero tendencial y del precio de referencia del cobre, del ajuste cíclico y de los supuestos del precio del cobre, y (v) avanzar en una agenda para el fortalecimiento de la gestión y eficiencia del gasto, que contribuya a reforzar la sostenibilidad fiscal.
1 Este informe representa la visión consensuada y unánime del CFA.
2 Cabe señalar que en 2023 el incumplimiento se refiere respecto al BE establecido en la Ley de Presupuestos de dicho año.
Puede descargar el Informe aquí: Informe al Congreso 10-2025.pdf