La región Huánuco, en Perú, celebra una nueva Área de Conservación Regional: Codo del Pozuzo, un sitio clave para la protección de ríos y 10 453 hectáreas de ecosistemas de yungas y bosques húmedos montanos, así como la vasta biodiversidad que en ellos habita.
Este espacio ubicado en la provincia Puerto Inca, en la selva central del país, busca proteger las cabeceras de cuenca de los ríos Sungaroyacu y Chorropampa, que abastecen de agua a más de 6000 personas de Codo del Pozuzo y los nueve caseríos adyacentes: Río Blanco, 20 de Enero, Delicias, Andahuaylas, Río Codo, La Huanca, Alto Mashoca, Alto Cenepa y Alto Sungaro.
Vista del ACR Codo del Pozuzo en el sector Chorropampa. Foto: ACAS Huánuco.
Esta es la segunda ACR creada en la región Huánuco, después del Bosque Montano de Carpish. La iniciativa para protegerla surgió en 2007 con la intención de crear un área municipal. Sin embargo, fue hasta 2015 que el Gobierno Regional de Huánuco inició el proceso oficial que se concretó seis años después, en el 2021, y se presentó en agosto de 2022 con el apoyo de organizaciones internacionales y la población local.
“Es un área nueva que requiere bastante trabajo, pero ya se están dando los primeros pasos para hacer efectiva y sostenible su gestión y, en definitiva, es un área importante que va a abastecer de muchos servicios directos e indirectos a la población”, dice Stefany Salcedo, especialista en Áreas de Conservación y parte del programa ProPachitea del Instituto del Bien Común (IBC), una de las organizaciones impulsoras del área.
La gran biodiversidad
La ACR está conformada por dos ecorregiones de suma importancia ecológica para el país. La de yungas peruanas que ocupa casi por completo el área, con un 98.8 %, y los bosques húmedos del Ucayali, con el 1.2 % restante.
Codo del Pozuzo presenta una alta diversidad florística. Esto se debe a la variada topografía que da vida a distintos microhábitats, donde predomina el bosque que se desarrolla en las montañas altas de la cordillera sub andina. Sus especies arbóreas más importantes incluyen al ishpingo (Amburana cearensis), lupuna blanca (Ceiba pentandra), cachimbo caspi (Cariniana decandra), ojé (Ficus insípida), tulpay (Clarisia racemosa) y al roble colorado (Nothofagus glauca).
Bosques nublados del ACR Codo del Pozuzo, sector Río Codo. Foto: Stefany Salcedo, IBC.
En cuanto a la fauna más representiva, se encuentran especies como el mono aullador (Alouatta seniculus), el mico nocturno de cabeza negra (Aotus nigriceps) y la maquisapa (Ateles chamek); el águila arpía (Harpia harpyja), el sajino (Pecari tajacu), el gallito de las rocas (Rupicola peruviana), el oso de anteojos (Tremarctos ornatus) y el oso hormiguero gigante (Myrmecophaga tridactyla); el trigrillo (Leopardus pardalis), el puma (Puma concolor), el otorongo o jaguar (Panthera onca), el sachaperro (Speothos venaticus) y la nutria de agua (Lontra longicaudis).
Así, dentro de las características más importantes de la ACR, se destaca también su cercanía con las áreas prioritarias para la conservación Monzón, Carpish y Cabeceras del Pozuzo, con lo que se contribuye a la conformación de un corredor biológico para conectar paisajes, ecosistemas y hábitats.
El gallito de las rocas (Rupicola peruviana), ave emblemática de Perú, habita en el ACR Codo del Pozuzo. Foto: Jorge Galván.
“A nivel biológico, se encuentran especies grandes como el mono aullador, el quirquincho peludo y el venado colorado, el oso de anteojos e incluso algunos felinos más grandes como el jaguar o el puma, que son especies que necesitan de un rango de distribución grande en temas de hábitat, entonces, con la creación del área se contribuye a la protección y conservación de estas especies”, dice Salcedo.
El mono pichico (Saguinus fuscicollis) en la ACR Codo del Pozuzo. Foto: Jorge Galván.
Tucán pechiblanco (Ramphastos tucanus). Foto: Jorge Galván.
Mono ardilla (Saimiri sciureus). Foto: Jorge Galván.
Capped Heron (Pilherodius pileatus). Foto: Jorge Galván.
Las amenazas
Según los estudios realizados para la creación de la ACR, en la región existe un incremento de las actividades agrícolas, ganaderas y de extracción forestal que están vulnerando el hábitat de 20 especies mamíferos.
El estudio de costo beneficio determina que la mayoría de estos animales se encuentra en categoría de Preocupación Menor (55 %), seguido por los mamíferos de la categoría Vulnerable (25 %), Casi Amenazado (10 %) y el porcentaje restante distribuido entre En Peligro y con Datos Insuficientes, según clasificación de la lista roja de la UICN.
Base de la especie maderable Anona de monte (Cordia Sp). Foto: Instituto del Bien Común.
“Al no implementar ninguna restricción para expandir las áreas agrícolas, ganaderas, caza y silvicultura, se incrementarán hasta colonizar y extraer todos los recursos del área propuesta, dejando los próximos 150 años sin especies de mamíferos y sin bosque”, apunta el documento.
Otra preocupación es la proliferación de los cultivos ilegales de hoja de coca. “Eso sí está avanzando bastante y es ahora que empieza el tema de gestión: ver qué alternativas se pueden considerar”, apunta Salcedo.
La conservación como tarea de todos
Durante el proceso y en lo venidero, se ha involucrado la participación de la población local y ahora son parte del Comité de Gestión de la ACR, creado a inicios de agosto, donde se hizo una sumatoria de actores que incluye la colaboración, por ejemplo, de las escuelas locales que buscan ser parte de las actividades y de los beneficiarios que apuestan por una conservación integral.
“Algo que el alcalde decía es que la conservación es tarea de todos”, narra Salcedo. “Y un día antes del lanzamiento oficial, hubo una reunión para conformar el Comité de Gestión y fue bonito escuchar que, cuando el Gobierno Regional preguntó si había alguna institución o persona que no haya sido nombrada y quiera ser parte, se pararon los directores de dos escuelas rurales diciendo: ‘Nosotros también queremos ser parte’. Se sintió esta frase que dijeron y recalcaron: ‘la conservación es tarea de todos’”.
Procesos participativos con la población entorno al ACR Codo del Pozuzo. Foto: Stefany Salcedo / IBC.
Para el futuro de la ACR Codo del Pozuzo, IBC y Andes Amazon Fund se comprometieron a apoyar el financiamiento del área por los próximos tres años, incluyendo el pago del personal —entre la persona que se encargará de la jefatura y dos guardaparques— y se espera que, para cuando concluya este periodo de financiamiento, el Gobierno Regional haya concluido los trámites para que se logren los presupuestos y reglamentos para su sostenimiento. En lo inmediato, el arranque de operaciones del área está previsto que ocurra dentro de un mes y medio, una vez que cuente con el personal asignado.
Codo del Pozuzo cuenta con diversos escenarios que pueden ser aprovechados para las actividades turísticas de aventura: escalada en roca, caminatas, campamentos, fotografía y avistamiento de aves. Estas actividades, de acuerdo con los especialistas, pueden considerarse como un potencial económico para la población cercana al área.
Vigilantes voluntarios del ACR Codo del Pozuzo. Foto: Jorge Galván.
La importancia de la cooperación internacional
Margarita Medina, representante de Andes Amazon Fund en Perú, organización que ha financiado la iniciativa durante los últimos años, explica que, precisamente, el interés también radica en que las áreas de conservación sean vistas como potenciales para el desarrollo y no como zonas de restricción para las comunidades.
“También se trabaja un poco con el apoyo para actividades productivas, obviamente, porque si uno le restringe a un poblador, siempre va a ver al área protegida como el malo y no como un foco o polo de desarrollo”, dice Medina.
Pobladores del Caserío Río Codo, centro poblado colindante al ACR Codo del Pozuzo. Foto: IBC.
Por ello, además de donar equipamiento para las funciones de control y vigilancia, la organización trabajará en la capacitación y acompañamiento del personal, para incentivar las iniciativas de vigilancia comunal, a través de comités de vigilancia, juntas vecinales o rondas campesinas que apoyen al jefe del área y guardaparques a cuidar la ACR, así como en la educación ambiental.
Además, Medina resalta que la nueva ACR llega para acompañar a la Reserva Kakataibo —establecida en 2021 y con la que colinda— en la protección del territorio destinado a los pueblos indígenas en situación de aislamiento y contacto inicial (PIACI), para que puedan vivir sin amenazas.
“Para nosotros, lo principal es que Codo del Pozuzo sea el baset para que haya otro estatus de protección que ayude a esta reserva y que forme parte del corredor, para que esta población en aislamiento pueda tener un hábitat no amenazado donde se sienta segura de los espacios de cultivos de coca que los están amenazando, la tala ilegal y la expansión de la frontera agrícola”, explica la especialista.
Cadena de montañas del ACR Codo del Pozuzo. Foto: Stefany Salcedo / IBC.
William Rodríguez, gerente regional de Recursos Naturales y Gestión Ambiental del Gobierno Regional Huánuco, detalla que Codo del Pozuzo tiene la particularidad de ubicarse en una altitud entre 1400 y 2900 metros sobre el nivel del mar, donde nacen dos cuencas: Sungaroyacu y Chorropampa, lo que la vuelve un área de mucha importancia para la conservación de las fuentes hídricas.
“Además, para la población de Codo del Pozuzo, para los ganaderos y quienes viven ríos abajo, es importante conservar estos bosques y toda la biodiversidad en esta área de conservación, porque en ellos podemos encontrar diversas especies vulnerables. Aquí están las yungas en una zona estratégica que va proveer de servicios ecosistémicos para todo lo que significa Codo del Pozuzo, y las provincias de Puerto Inca y Oxapampa”.
Potencial hídrico del ACR Codo del Pozuzo. Foto: ACAS Huánuco.
De esta forma, apunta Rodríguez, se deben revertir la indiferencia y el desconocimiento con los que se aporta indirectamente al cambio climático, y apostar por mirar y apoyar las soluciones.
“Tenemos esa realidad, pero contamos con la apertura para poder recibir apoyo, que vengan los especialistas, las universidades, para poder continuar fortaleciendo nuestro sistema regional de conservación y que estas áreas de conservación sean modelo, que finalmente el Corredor Biológico funcione y que podamos mostrar a nuestros hijos y nietos que nosotros hemos contribuido con un granito de arena en este proceso”, concluye Rodríguez.
*Imagen principal: Toma aérea del ACR Codo del Pozuzo. Foto: ACAS Huánuco
Nota de Redacción: El presente artículo publicado originalmente en es.mongabay.com es autoría de Astrid Arellano, una reportera mexicana enfocada en el periodismo de investigación y narrativo. Escribe y aprende sobre pueblos indígenas, medio ambiente y derechos humanos. También sobre personas víctimas de violencia y desapariciones en Sonora –al noroeste de México– donde nació y reside actualmente. Obtuvo el Premio Nacional de Periodismo 2019 en la categoría Reportaje y, en 2021, se integró al equipo de Mongabay Latam para la cobertura especializada de pueblos indígenas y medio ambiente. Síguela en Twitter: @astridarellanoo