La amenaza vía Twitter del presidente del Consejo de Ministros de “nacionalizar” Camisea si no se produce la renegociación del contrato de concesión, tiró por la borda los esfuerzos del presidente, y de su ministro de Economía, por atraer inversiones días antes en EE. UU. Anuncios como este solo generan incertidumbre, desconfianza y ahuyentan la inversión privada, sin la cual no se crearán puestos de trabajo y solo habrá más pobreza.
Gracias al contrato de exploración y explotación con el Consorcio Camisea, un 40% de la electricidad en el país se produce con gas, 1.2 millones de familias usan gas natural en sus casas —lo que genera importantes ahorros en la economía familiar— y 200,000 autos utilizan un combustible más económico.
La inversión privada permite transformar nuestros recursos, generar valor, crear empleos formales y generar recursos para el Estado a través de los impuestos. Un Estado que debe invertir este dinero en beneficio de la población. Dinero que debe traducirse en obras como hospitales, colegios, carreteras, entre otros, y en servicios públicos de calidad como salud, educación y seguridad.
El Consorcio Camisea, ubicado en la provincia de La Convención, en Cusco, ha transferido más de S/ 40,000 millones al Estado Peruano entre impuestos y regalías por la explotación del gas hasta 2019. Cusco ha recibido más de S/ 20,000 millones, equivalentes a US$ 1 millón al día.
Sin embargo, un 35.2% de hogares de Cusco no cuenta con acceso a los tres servicios básicos (electricidad, agua y desagüe); más de la mitad (58%) de la red vial departamental y vecinal no está pavimentada; la mitad de los niños menores de 5 años sufren de anemia, una de las mayores tasas del país (46.5%), y solo 3 de cada 10 colegios cuentan con servicios básicos. La población de la provincia de La Convención, que recibe millones de soles al año, tiene un nivel de educación por debajo del promedio nacional (7.2 versus 9.1 años). ¿Cómo es esto posible?
En los últimos 10 años, el presupuesto del GORE Cusco se incrementó un 128%, pero la participación de la inversión pública ha caído hasta representar solo un 16% del total gastado. Es decir, de cada 100 soles que se gastan, solo 16 se invierten en obras para la población cusqueña. ¿Y por qué se da esto? Porque las autoridades regionales y locales no ejecutan el dinero que reciben. En los últimos 10 años, el GORE Cusco y los Gobiernos locales de La Convención ejecutaron, en promedio, solo el 69% y el 74% de su presupuesto de inversión pública, respectivamente. A esto se suman la burocracia y la corrupción.
Lo expuesto solo genera absoluta indignación. El problema no es la falta de recursos, sino que estos no llegan al pueblo. El Gobierno, en lugar de dar soluciones para usar eficazmente los recursos, combatir la corrupción, reducir la burocracia, y así atender los problemas que aquejan a la población, lanza mensajes populistas, engaña a la gente y juega con las esperanzas de los más pobres.