Hay un capítulo en la historia económica europea que merece mirar para entender cómo llegó la Segunda Guerra Mundial y cómo Hitler se convirtió en el mayor genocida del planeta acompañado de su cohorte de nazis. Si hemos leído algo sobre la historia de Alemania entreguerras, sabremos que uno de los mayores logros de la política económica de Hitler fue acabar con el lastre del paro en Alemania en los años 30 y de dotar de fortaleza la economía alemana, situación que lo aupó como lider indiscutible para la mayoría de alemanes de los años 30.
El “milagro económico” alemán de los años 30, consiguió aumentar el PIB en un 50% y atajar el desempleo en un periodo de cinco años dado que Alemania pasó de 6 millones de desempleados en 1932 (43,8% de tasa de paro) a menos de 800.000 parados (12%) en 1936. Tal y como vamos a ver, los nazis lo tuvieron muy fácil para acabar con el desempleo en cuanto tomaron el control del Parlamento alemán.
La emisión de moneda que no crea déficit, una de las claves económicas del nazismo
El hombre clave detrás de Hitler para la recuperación del empleo fue Hjalmar Schacht, el anterior presidente del Reichsbank (Banco Central de Alemania) desde 1923 a 1930. Durante este periodo, se atajó de un plumazo la hiperinflación alemana en de los años 20 y que logró las fuentes de financiación necesarias del Partido Nacionalsocialista Alemán (NSDAP) para que entrara dentro del arco parlamentario. En 1933, el NSDAP consiguió la mayoría en las elecciones y Hitler obtuvo el control del Reichstag con la aprobación de la Ley Habilitante con el apoyo del Partido Católico.
A partir de este punto, la democracia en Alemania falleció y Hitler tenía las manos libres para hacer lo que se le viniera en gana. ¿Qué políticas económicas puso en marcha a partir de aquí? De entrada, la primera clave fue la inexistencia de un programa económico propio y el nombramiento de Schacht como ministro de Economía que puso en marcha el siguiente pack de medidas.
Suspensión de los pagos de la Gran Guerra. Hitler rompió el Tratado de Versalles y dejó de pagar los daños de reparación de la gran Guerra. Una vez aliviadas las cuentas públicas con este paso, se puso en marcha el Programa Reinhardt, que era una especie de réplica del New Deal o una especie de Plan E gigante mediante el desarrollo de la infraestructuras públicas como las autopistas, redes de ferrocarriles, canales, obras hidráulicas y energéticas y un pack de incentivos para la inversión empresarial y la creación y desarrollo de la industría militar; prohibida hasta la revocación del Tratado de Versalles.
El control del déficit alemán mediante el robo y la extorsión
Este plan no disparó el déficit por dos medidas muy simples. La primera, por el sistema monetario que Schacht puso en marcha con la emisión de Billetes Mefo. Estos billetes, eran unos títulos de crédito emitidos por una empresa independiente que permitían al Estado dar créditos a las empresas. La gran diferencia era que estos títulos de crédito estaban relacionados con la consecución de beneficios económicos, no con el vencimiento temporal que tiene normalmente un título de crédito y que lograron en simultáneo mejorar las exportaciones alemanas mediante los pagos en especie con productos alemanes.
La segunda y no menos importante, la política del robo, la extorsión y exterminio a los judios (junto con los comunistas, socialistas, socialdemócratas, extranjeros o no nazis en general) de todos sus bienes, riquezas y propiedades, del uso del sistema monetario en divisas en los bancos alemanes al antojo de Hitler y la expansión a otros territorios que dotaban de recursos económicos a Alemania. No olvidemos que aunque la guerra se decretó oficialmente con la invasión de Polonia, Austria fue anexionada en 1938, Hungria en 1939 y otros territorios fronterizos de manera previa
El estado del bienestar nazi, para qué queremos libertad si tenemos trabajo
Los Führerprinzip, es la alineación de los intereses de la nación y del partido por encima de los intereses individuales en una estructura piramidal, en donde el cabeza de partido dirige los designios de la masa buscando el bienestar común. El apoyo social se consigue mediante la estabilización de la clase media y obrera, tanto con empleo como con ese ansiado estado del bienestar, que permite casa, coche y vacaciones.
Dentro del estado de bienestar los nazis usan la figura de la “buena alemana” como la mujer encargada de procrear alemanes puros de sangre y realizar sus tareas domésticas con la expulsión de las féminas del mercado laboral. Este desplazamiento coloca a la mujer como persona no activa y se propicia la entrada de parados masculinos en sus puestos de trabajo mediante reemplazo. Hablamos de una reducción al 50% si se consigue este punto.
La política familiar subvencionada con préstamos. La familia pivota alrededor de este eje y además de una línea de préstamos de 1.000 marcos para parejas recién casadas (aproximadamente 3 años de salarios). Este préstamo se devuelve en cuotas de 10 marcos/mes durante 100 meses. Esta puesta en circulación de préstamos a tipo cero, favorece la expansión de la construcción en el sector privado, dota de mayor consumo interno a Alemania (equipamiento de los hogares) y potencia fuertemente la industria del automóvil.
El Servicio de Trabajo del Reich, introducido en julio de 1934, fue el programa que dotó de mano de obra a la expansión militar enumerada anteriormente, a los planes de estímulo económico y al sector de la construcción en la Alemania de los años 30. Este programa era un programa en el que obligaba a los parados a “ganarse” el subsidio de desempleo que se complementaba con un salario mensual si no había absentismo laboral.
En simultáneo, todo el Partido Nazi estaba semilitarizado desde sus inicios, con la creación de su propia policía en los años 20 y con la puesta en marcha de las Juventudes Hitlerianas, los campamentos, las residencias veraniegas y por supuesto, el control total de los medios de comunicación y propaganda, con Goebbels a la cabeza, ocultando el antisemitismo y filtrando y maquillando convenientemente a la opinión pública e internacional, como ocurrió por ejemplo en las Olimpiadas del 36.
Con todas estas medidas, se explica el apoyo del nazismo de manera mayoritaria en la Alemania de los años 30 y cómo también se expandía peligrosamente por el resto de mundo, como Reino Unido, EEUU, Francia, sin olvidar la cuna fascista de Italia y el resultado que tuvo en España el mal llamado alzamiento nacional, cuando el rebelde Franco se hizo con el poder después de la guerra civil.