Enfrentados diariamente a debates sin sentido, que nacen de opiniones sin sentido, sobre sucesos o palabras que se han dicho de la misma forma: sin ningún sentido. Así de irracional es la vida y la supervivencia “mortal” en el Perú del Siglo de la Oscuridad, aquél donde las izquierdas del odio se han ensimismado en grupos de poder y en grupos de presión que se dinamizan en una escala creciente de resentimiento imparable, enfrentando todo éxito ajeno con maldad, todo logro ciudadano con cizaña, todo emprendimiento con rencor, “porque no les pertenece y no lo pueden expropiar”.
Es irracional y degradante que a diario se hagan entrevistas a los culpables de siempre, dando las recetas de sus desastres como respuestas válidas a lo que han destruido. Son cientos de “ex” ministros, “ex” viceministros, “ex” alcaldes y muchos otros “ex” que han fracasado y delinquido cuando estuvieron en cargos públicos elegidos o designados. Pero todos ellos, son convocados por los medios de comunicación de alquiler, como si fueran las voces expertas que tienen las maravillosas respuestas que espera la ciudadanía y no son más que lo mismo que leemos y vemos siempre, pero peor.
Y no se trata solamente de los medios de comunicación de alquiler, sino que esos miles de impresentables que han vivido y viven de nuestros impuestos (los políticos, los analistas, los que dicen no serlo pero son caseritos y se mueren por volver a ser “algo” en el Estado, lo que sea) también inundan las redes sociales como pre pagos porque a solo comentario, no atraen, no convencen, no se les busca. Entonces, tal y como detectamos al Lagarto en sus tuits, mensajes y videos “promocionados” a los que les dan “me gusta” miles de cuentas fantasma que se venden por paquetes de no menos de cien mil “seguidores” inexistentes, pueden decir lo contrario a la realidad, pueden alterar el significado de lo que quieran, pero lo cierto es que en base al resentimiento y al odio, no van a lograr hacerse del país otra vez, porque existe una muralla creciente que no se calla: la de los ciudadanos.
La ignorancia y la maldad se han apoderado por décadas del Perú, de nuestra realidad existencial. Hoy, ya no se trata de tolerar y comprender, sino de rechazar y condenar, porque no queremos seguir soportando a ladrones, a sinvergüenzas, a los mismos de siempre (las izquierdas del odio y sus cómplices del delito).
Imagen referencial, Pintura de Sandor Nyilasi