A cálculos y estimaciones previas a nuestra propuesta, determinamos que si se cuenta con cerca de un millón quinientos mil trabajadores en el Estado (juntando todos los regímenes laborales existentes), es necesario hacer una auditoría primero, de qué organismos, ministerios, superintendencias, empresas y oficinas públicas deberían ser eliminadas, esa es la palabra precisa: eliminadas, porque no sirven, porque son inoperantes, porque sólo están de adorno. ¿Ocurre en algunos casos? Evidentemente que sí.
Auditoría para medir qué hacen, cuánto cuestan, que rentabilidad brindan (resultados en favor del país, no de los bolsillos de sus empleados o favorecedores y proveedores) y cuántos están en las planillas y a qué costos directos e indirectos (incluyendo los asesores y consultores que triplican funciones).
Es necesario mientras se hace ese trabajo, recortar todos los gastos innecesarios por ejemplo en los ministerios y organismos supervisores o reguladores, donde prácticamente se les viste a los trabajadores, como si se trataran de obreros ingresando a una mina subterránea, o trabajadores de construcción civil haciendo de una obra el resultado de su esfuerzo. ¿Pagamos los contribuyentes, más de cien millones de soles al año en ropa, ternos, corbatas, pañuelos, pashminas, vestidos, zapatos, casacas, chalecos, gorros, botas, mochilas, maletines, buzos y un sin fin de aditamentos que NO son obligacion estatal entregarlos?
Y no solo eso, se gastan millones de soles al año en laptops y celulares para “uso personal” de cientos, sino miles de funcionarios (así se hacen llamar los burócratas con aires de superioridad) y también se les entregan periódicos, revistas y publicaciones que se llevan a sus casas, pudiendo estar para su lectura en formatos PDF en la intranet de cada dependencia. Y ese aprovechamiento indebido, ese derroche va más allá, porque existen más de cinco mil vehículos “al servicio” de los burócratas para recogerlos de sus casas o llevarlos de paseo (hasta con sus familias, o para ir de compras al mercado) y a esos vehículos, se les pone gasolina, mantenimiento, SOAT, revisión técnica y todo lo que sea necesario “para tranquilidad del usuario” que muchas veces… se queda con el vehículo en su casa y por eso no quiere chofer, “porque es un gasto” (o descubren los usos indebidos de sus jefes en amoríos o privilegios e irregularidades). Autos, camionetas, ómnibuses, mientras millones de niños sufren por no tener movilidad comunal para ir a sus escuelas en toda la costa, sierra y selva del país.
Y sigamos sumando, porque se gastan (no se invierten) decenas de millones en viajes improductivos dentro y fuera del Perú, en misiones “oficiales” o asistencia a eventos, seminarios, conferencias y otras actividades que se pueden y deben cumplir de forma virtual (gobierno y acción estatal virtual) pero no lo hacen, porque los burócratas “juntan millas para sus vacaciones” y no se dan cuenta que esas millas, deben ser de quien paga, del Estado y en favor de los niños con cáncer por ejemplo o de menores que requieren tratamiento especializado y no tienen para sus traslados, o en favor de decenas de estudiantes que podrían ir a competencias académicas y no pueden hacerlo.
El Estado nos cuesta demasiado dinero para ser tan improductivo, como el Congreso, donde de cuatro mil trabajadores deberían quedar, exagerando, quinientos, de primer nivel, de extraordinaria habilidad y verificada honestidad, sin antecedentes, haciendo carrera pública de excelencia y no la acumulación de contratados incompetentes a cambio de favores políticos.
El Estado no debe tener más de lo necesario, con muy buenos sueldos (si de un millón quinientos mil, se reorganiza y existen trescientas mil plazas ejecutivas y operativas, el dinero alcanza y sobra).
¿Y los que no se quedarían en el Estado desbordante, adónde irían? A dar uso a sus mentes y talentos, a construir emprendimientos, a capacitarse urgentemente para ser trabajadores del sector privado que tiene que impulsarse liberando leyes absurdas y normas que estorban la inversión.
El Estado NO debe ser siempre una agencia de empleos para eternizar la burocracia, sino una empresa ágil, moderna y eficiente, una organización de todos, al servicio de todos, con excelencia, rentabilidad, resultados tangibles y sostenibilidad en el tiempo. ¿Es posible? Claro que sí, con decisión, tenacidad y sensatez se puede lograr todo lo bueno que requiere el Perú.