P. Manuel Tamayo.- Las cortinas de humo y las leyendas negras abundan en el mundo actual. Las más graves, y que afectan a toda la humanidad, las tejen los contubernios de una “política” de destrucción que viene funcionando desde el siglo pasado y que ahora toma cuerpo para “pisar fuerte” en la construcción de un nuevo orden mundial. Gran parte del poder mediático estaría implicado.
La lucha entre el bien y el mal ha estado vigente en toda la historia. Los grandes poderes crucificaron a Jesucristo y los cristianos fueron perseguidos. Nerón incendió Roma y le echó la culpa a los cristianos. Este modo de proceder ha sido habitual en las distintas épocas y también ahora.
Los autores de las leyendas y cortinas
Se siguen tejiendo leyendas negras para que los buenos parezcan malos o equivocados; y por lo tanto, dirían ellos, habría que dejarlos de lado, denunciarlos o combatirlos.
Los grandes tejedores de estos “nuevos proyectos” se conchaban con algunas autoridades, para hacer grandes negocios ocultos, que son presentados al mundo con escenografías de “ayudas humanitarias” de diversas ONG y otras organizaciones, con patente de corso para intervenir con éxito en programas sociales.
Las “manos negras” se presentan como “manos limpias” para buscar la aprobación de las mayorías que fácilmente aplaudan la direccionalidad de esos planteamientos.
Gracias a la complicidad de un poder mediático bien “aceitado” esas propuestas parecen argumentos razonables y de sentido común, sin que se pueda advertir la presencia del veneno que llevan dentro.
Las leyendas negras van cuajando con la ayuda de cortinas de humo fabricadas para ocultar los entuertos de esos planes maléficos. Todo parece que está bien y que va de acuerdo a ley. Abogados, médicos, economistas y estadistas están en esa línea, que miles defienden creyendo estar en la razón y en el camino correcto.
La corrupción de los “grandes”
Los casos de corrupción levantados en algunos países con los escándalos consiguientes solo dejan ver la punta del hílo de la madeja de una super organización mundial con presupuestos millonarios. En muchos de esos casos se ponen cortinas de humo para hacer olvidar a la gente o para crear situaciones de dilata que nunca se resuelven. Todos lo saben pero nadie hace nada, los magnates y jefes de estos planes se callan en 7 idiomas.
Las escaladas, que van siendo cada vez más sonoras, las estamos viendo en las persecuciones al catolicismo en oriente, incluida la China, las quemas de templos en Chile, la destrucción de la familia a nivel mundial, la escalada del narcotráfico, el aumento de la delincuencia, la despenalización del aborto y el auge de la ideología de género en los países occidentales.
Estos sucesos mundiales que hacen eco y quieren encontrar una justificación para seguir adelante, cuentan con la existencia de una mentalidad liberal que ha ido creciendo por el abandono y alejamiento de Dios y que ahora se expresa como un “respeto” a todas las posturas en nombre de la paz y el bienestar de cada persona.
Quienes se manifiestan así suelen ser intolerantes en admitir otro modo de pensar como si ese pensamiento único, que tienen ellos, es el que deberían tener todos para ser “sensatos” y estar de acuerdo con la realidad.
Una sociedad confundida
La sociedad mundial se ha llenado de eclécticos indulgentes que crean un clima de irenismo con una llamada a la paz y al cese de la violencia sin arreglar las turbulencias del propio corazón.
Surgen “santones” de la boca para afuera entre los consabidos “caviares” que difunden leyendas negras para encontrar un falso prestigio que les permita engañar por un tiempo, para poder ocupar un sitio en los planes del nuevo orden mundial.
Los organizadores de estos planes encuentran en esos modos de pensar, y en la conciencia autónoma del relativista, un campo abierto para que los “negocios” tengan éxito.
Las grandes mayorías son solo usadas para que los planes se aprueben; luego quedarán abandonadas y que “cada palo aguante su vela”.
Abrir los ojos a la realidad
Urge conocer la realidad y no dejar que el mundo se siga destruyendo con planes ocultos por cortinas de humo y leyendas negras. El amor a la verdad es también una exigencia para que no mientan ni cuenten cuentos los que quieren ocultar el conocimiento de la realidad.
El propósito de este artículo no es fomentar una rebeldía, ni tampoco organizar un escándalo. Es despertar a los que están dormidos y animar a la gente buena, que no son pocos, que tomen las riendas en las decisiones importantes para enrumbar el mundo al puerto seguro. Con la ayuda de Dios y de la Virgen el triunfo estará asegurado, (P. Manuel Tamayo).