¿Crece la pobreza, se aleja el acceso a la salud y educación? ¿Por dónde va el país?

"El lugar o establecimiento de mayor consulta fue la farmacia o botica, pero... ¿El dependiente de la botica, es un Médico?"

La economía de una nación no se circunscribe a lo que las autoridades dicen en sentido afirmativo o quizás, negando la realidad. Hay economías alejadas de lo mediático, economías como la de cada familia, que son contrapuestas con el discurso oficial, porque los bolsillos y los estómagos vacíos nunca mienten y son la mejor radiografía de la verdad. Por ello, vamos a ir señalando algunos hallazgos importantes:

Al comparar con el año 2019, la tasa de asistencia a educación inicial disminuye a nivel nacional, en el área urbana y área rural (2,4, 2,7 y 1,2 puntos porcentuales, respectivamente).

Sin embargo, el INEI reporta que en el trimestre abril mayo junio del año 2023, el 92,9% de niñas y niños de 3 a 5 años de edad recibieron clases de educación inicial. Y añade que según el área de residencia, la asistencia a educación inicial alcanzó el 93,1% en el área urbana y el 92,2% en el área rural y estos dos indicadores tenemos que cuestionarlos porque la educación inicial en el área rural, para ese segmento poblacional (niños y niñas de 3 a 5 años de edad), es muy limitada (hablamos de educación, no de dejar a los niños y niñas en servicios de guarderías, hagamos siempre las distinciones correspondientes).

Entendamos el mapa de la realidad: El 60% de colegios están en zonas rurales y éstos tienen menos del 30% de las matrículas a nivel nacional. “Lo que indica -este hallazgo- es lo atomizado que está el servicio en la zona rural. Esto es por el difícil acceso que tenemos y la falta de condiciones para que los profesores (y alumnos) puedan llegar, que la infraestructura sea apropiada (…) hay escuelas pequeñas a las que para llegar los alumnos deben caminar desde una a tres horas y, debido al nivel de riesgo que esto representa, no siempre es la primera opción acudir a un colegio” declaró al Diario El Comercio la ex Ministra de Educación Marilú Martens y esa descripción es importantísima para todo análisis, ya que el desplazamiento de los niños y niñas de 3 a 5 años de edad a una escuela rural, en la geografía peruana y teniendo climas adversos y riesgos de múltiple naturaleza hacen imposible creer que la afirmación que la “asistencia a educación inicial alcanzó el 92,2% en el área rural”.

Martens precisó en la entrevista “es por esa razón que los desafíos en estos colegios -rurales- son mucho más complejos. Tenemos escuelas a 4 mil metros sobre el nievel del mar donde las condiciones en las que podemos brindar el servicio -educativo- son muy precarias. Muchas veces no podemos cubrir las plazas, los docentes no van a esas zonas. La infraestructura es lejana a lo que debería ser, el material educativo a veces no llega”, agregó la ex ministra y nosotros, consideramos una observación puntual.

Veamos el tema de la salud…

Según los resultados obtenidos por el INEI en el Informe Técnico de Condiciones de Vida en el Perú en el trimestre abril-mayo-junio del año 2023, el 41,9% de la población informó padecer de algún problema de salud de manera permanente y el 24,0% añadió que además del problema de salud crónico, sufrieron en las últimas cuatro semanas otros problemas de salud; en tanto el 17,9% padeció solo de enfermedad o malestar crónico.

A nivel de área de residencia, en el área urbana la población que padece algún problema de salud crónico alcanzó el 43,6% y en el área rural el 35,1%. Comparando con similar trimestre del año 2022, la población con algún problema de salud crónico se incrementó a nivel nacional, en el área urbana y rural en 1,7, 1,8 y 1,4 puntos porcentuales, respectivamente. Asimismo, se observan incrementos al compararlo con el año 2019.

Es de resaltarse también que las enfermedades crónicas se presentan con mayor impacto en las personas adultas (68,2%) y adultas mayores de 60 y más años de edad (80,3%). Similar tendencia se muestra en las áreas urbana y rural. De cada 100 personas que padecen enfermedades o malestares crónicos -lean bien porque esto es escandaloso- solamente 39 buscaron atención ¿Porqué?.

Pero un punto de preocupación latente, que demuestra la ineficacia de todas las políticas del Sector Salud, es que, comparando con similar trimestre de 2022, hay un incremento altamente significativo en el grupo de edad de 15 a 49 años, a nivel nacional y en el área urbana. Es decir, ¿los peruanos jóvenes y los peruanos adultos, no tienen acceso a la salud? ¿Qué está sucediendo para que millones de ciudadanos en la etapa más importante del desarrollo laboral estén afectados por enfermedades crónicas que no están siendo debidamente atendidas, con los graves problemas que de ello se derivan? Que los peruanos con enfermedades crónicas NO tienen dinero para medicinas, tratamientos, nutrición adecuada.

Y aún más: La población con algún problema de salud que buscó atención en un establecimiento fue de 45,0%. Según lugar o establecimiento de consulta, el 17,4% buscó atención en farmacia o botica, el 14,5% acudió a establecimientos del Ministerio de Salud (MINSA), el 5,8% fue a un consultorio particular y el 5,6% acudió a establecimientos del Seguro Social de Salud (EsSalud). Por área de residencia, en el área urbana el lugar o establecimiento de mayor consulta fue la farmacia o botica alcanzando a 17,6%, seguido del MINSA, 12,0%. Mientras que, en el área rural el 24,0% buscó atención en establecimientos del MINSA, y el 16,4% en farmacia o botica.

Viene la pregunta más importante en cuanto al Sector Salud:

¿Es una farmacia o botica, un establecimiento autorizado para la atención de enfermedades o es un lugar de expedición, de entrega, de venta de medicinas? ¿El dependiente de la botica, es un Médico? No, y esa terrible realidad es otra de las causas del mal tratamiento, remisión y “resistencia a los medicamentos”.

Como ven, en la educación inicial de nuestros niños y en la salud de todos los peruanos, no se cuenta con infraestructura, soporte, equipos profesionales y políticas públicas con sentido humano, a pesar de tener presupuestos que cada año crecen significativamente, pero no para atender las prioridades.

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