En el texto, difundido por la Agencia Fides, el Comité afirma que algunos miembros de la policía marroquí “arrestaron, torturaron, abusaron e incluso privaron a algunas personas de documentos de identidad, por haber proclamado su religión o por haberse sumado a oraciones en iglesias clandestinas. Además, las autoridades también han expulsado a cientos de extranjeros acusados de proselitismo”.
El Comité apoya a la Asociación marroquí de derechos y libertades religiosas y a la Asociación marroquí de Derechos Humanos, organismos no reconocidos oficialmente que, según la carta, “defienden la libertad religiosa, registran violaciones y acogen con beneplácito a ahmadíes, chiítas, cristianos e ibadíes”.
El Rey Mohammed VI -destaca el Comité- está llevando a cabo importantes iniciativas para hacer de Marruecos un país tolerante. No debemos olvidar la “Conferencia sobre los derechos de las minorías religiosas en los países islámicos” organizada en 2016. Sin embargo, “todavía hay muchos funcionarios marroquíes que discriminan a los cristianos”, concluye el texto.