Si de una manzana totalmente podrida esperas obtener alimento para saciar tu hambre, lograrás contraer una enfermedad que mejor ni te cuento, pero la puedes imaginar (corriendo al baño, deshidratándote, con una fiebre imparable, golpeado hasta emocionalmente). Bueno pues, eso ocurre en el Perú y sabemos que nadie lo advierte y muchos te dicen a diario que comas de esa manzana, que te irá bien. Es realidad y no ficción: “los ciudadanos nos suicidamos lentamente, aceptando el arma de la fatalidad, casi sonrientes”
Este gobierno de izquierda medio encubierta, como el anterior, de izquierda descubierta, o sea su primera parte, es un escándalo de ignorancia múltiple, pedantería inflacionaria y cinismo a raudales. Pero subsiste y allí está, dándonos cólera y observando que nuestra opinión como trabajadores, obreros, estudiantes o desempleados, se lee en las redes, pero de allí no sale, no se replica en la protesta o en diversas forma de expresión que podrían y que pueden transformar lo denigrante, para que el país logre resurgir y devolver el tiempo perdido a todos.
La insensibilidad de los representantes del gobierno, de los congresistas y en realidad, de las autoridades de los diversos niveles de gobierno (local, regional) es apabullante y sigue allí, como cobrando por matar y disfrutar el drama ajeno. No encuentro otra explicación que esa, el regocijo de los políticos para mirar a los demás debajo de ellos, pisoteados, abandonados, estirando la mano como si fueran a encontrar el pan en la mano del verdugo de las esperanzas. Eso nos ocurre y sigue pasando a diario; y lo sabemos y nos quedamos igual que el día anterior, en nada.
Este sucio gobierno, violento, agresivo, de gentes muy pedantes y malcriadas, ha logrado algo imaginable en su casi primer año: que lo estén abandonado los que se alquilaron con alguna duda a su favor. Y por eso varios gremios están en la vereda del medio, aún no en contra; y varios grupos ya calientan motores de agitación, aún no con violencia. Y en todo ese marco de abandonos, uno que nadie les ha comentado es el de los asesores de imagen, los que recomendó el Lagarto (el socio #1 del actual gobierno, porque el socio sucio #2 es el topo de la universidad del desprestigio académico).
Se fueron los argentinos, se desluce la máscara y se nota el rostro adusto de la vanidad y la soberbia del gobierno, porque es imposible revertir la insensibilidad de sus representantes, alejados de la realidad y de la verdad.