En la audiencia general de hoy en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco continuó hablando de la visión cristiana de la ancianidad. Lo hizo comentando un texto de la Escritura (Mc 1, 29-31), en el que se revela que la suegra de San Pedro “estaba en cama con fiebre”.
Entender la situación de salud y psicológica del anciano
“La enfermedad pesa sobre las personas mayores de una manera diferente y nueva que cuando se es joven o adulto – recordó el Papa. Es como un duro golpe que cae en un momento ya difícil. La enfermedad del anciano parece acelerar la muerte y, en todo caso, disminuir ese tiempo de vida que ya consideramos corto. Nos asalta la duda de que no nos recuperaremos, de que ‘esta vez será la última vez que enferme…’. No se puede soñar con la esperanza en un futuro que ahora parece inexistente”.
El Señor va a visitar a la suegra de Simón Pedro, y no lo hace solo, resaltó Francisco, sino junto a sus discípulos.
“Debemos sentir la responsabilidad de visitar a los ancianos que a menudo están solos y presentarlos al Señor con nuestra oración. Jesús mismo nos enseñará a amarlos. ‘Una sociedad es verdaderamente acogedora de la vida cuando reconoce que ella es preciosa también en la ancianidad,en la discapacidad, en la enfermedad grave e, incluso, cuando se está extinguiendo’ (Mensaje a la Academia Pontificia para la Vida, 19 de febrero de 2014). La vida siempre es preciosa”, dijo Francisco.
Jesucristo fue y curó a la mujer enferma, mostrando la eficacia de la atención a estas personas. A su turno la suegra de Pedro expresa toda la ternura por el gesto de Dios hacia ella. Ejemplos estos contrarios a lo que el Papa ha llamado la ‘cultura del descarte’:
“Esto es una traición a la propia humanidad, es la cosa más fea, esto es seleccionar la vida según la utilidad, según la juventud y no con la vida tal y como es, con la sabiduría de los mayores, con las limitaciones de los mayores. Los ancianos tienen mucho que darnos: está la sabiduría de la vida. Tanto para enseñarnos: por eso nosotros tenemos que enseñar, incluso de niños, para que cuiden, para que vayan con los abuelos. El diálogo entre jóvenes, niños y abuelos es fundamental, es fundamental para la sociedad, es fundamental para la Iglesia, es fundamental para la salud de la vida. Donde no hay diálogo entre los jóvenes y los mayores, falta algo y crece una generación sin pasado, es decir, sin raíces”, afirmó.
Cuando se incluye a los ancianos, se les anima a seguir cumpliendo su misión
La anciana suegra de Pedro, ya curada, se pone al servicio de los discípulos, dando así la lección de que “siendo ancianos se puede, incluso se debe, servir a la comunidad”, superando “la tentación de hacerse a un lado”.
“Si los ancianos, en lugar de ser descartados y excluidos de la escena de los acontecimientos que marcan la vida de la comunidad, fueran colocados en el centro de la atención colectiva, se les animaría a ejercer el precioso ministerio de la gratitud a Dios, que no olvida a nadie. La gratitud de los ancianos por los dones recibidos de Dios en sus vidas, como nos enseña la suegra de Pedro, devuelve a la comunidad la alegría de la convivencia, y da a la fe de los discípulos el rasgo esencial de su destino”.
El Papa resume la mirada sobre el anciano: “entenderlo, atenderlo, incluirlo, para que siga cumpliendo su misión”
Con información de Vatican News
Imagen referencial, Diario Correo en la nota “Cada vez más ancianos son abandonados en Cusco”