Esta noche ya no miro el reloj
que tiene una herida en el tiempo,
sino tus ojos que caen sobre mi dolor
con una pena que me duele
y se hace grande
cuando recuerdo al pensarte.
En cada abrazo y camino
está tu voz y tu mirada,
intensa y quieta
que me llena el alma
aunque ahora está vacía
porque lloro al recordarla.
Nadie me acompaña,
nadie escucha ese grito solitario
hasta que aparece una letra
con tus ojos y tu piel,
haciendo que mi sonrisa
borre las lágrimas de dolor.
Cuando tú estás
tengo mirada,
me miro al recuerdo
y te siento conmigo
por encima de todo
porque me haces fuerte contigo.
Cuando tú estás
yo también estoy,
nada se pone en el camino
que hacemos de la mano
cada huella imborrable,
sólo cuando tú estás.
Sólo cuando tú estás.