Me refiero al costo para quien la manda pagar y al efecto de sus resultados si no son ciertos, como a algunos nos parecen las últimas que han salido por allí, tan contradictorias entre sí, tan insostenibles y por supuesto, tan maquilladas.
En una página editorial alguien intenta sustentar su labor diciendo que existe un efecto de arrastre cuando hay un nuevo presidente, por el cual el congreso también sube su aprobación, junto al nuevo mandatario. Puede que sea cierto cuando recién se ha elegido –elecciones generales, de participación ciudadana-, al presidente y al congreso, pero no se debe aislar el hecho que estamos en un mismo gobierno y que se trata de un reemplazo, no de un presidente nuevo en estricto sentido, no de un elegido como tal.
Es increíble, lo decíamos hace varios días, que para esa empresa el señor presidente, el actual, era tan desconocido que más el 80 por ciento ni sabía su nombre y oh sorpresa, ahora, en apenas pocos tiempo, casi el 60 por ciento lo aprueba….sin saber quién es, sin saber cómo se llama…ironía o mentira, parece mentira.
Esa encuesta, a nuestro entender, trata de acomodar un posible respaldo poniendo un inflador, pero como algunos pueden saltar desde el congreso al darse cuenta, se le sube también a algún aliado nuevo, doble rostro tal vez, unos buenos puntos, misma cirugía reconstructiva, pero con los puntos a la vista.
Los peruanos no somos tontos, nos hacemos los que no nos damos por enterados, pero tenemos unos minutos cada día para hablar en las redes sociales, para liberarnos de la indignación y los engaños, para señalar a los que se debe señalar.
No se equivoquen desmereciendo al país, pensando que pueden dejarnos sin pensar.