Para tener en cuenta algunos episodios cercanos y poner en contexto aún más la presencia del agente comunista Carlos Rafael Zamora como embajador en el Perú, hablaremos de la guía cubana que busca llevar al socialismo del siglo 21 (neocomunismo) al poder, en una América desintegrada en sus raíces y enfrentada en su camino.
La Dirección de Inteligencia de Cuba (DI) es la institución que dirige todo el aparato de penetración, influencia y subversión del comunismo en el mundo. (Antiguamente se conocía como Dirección General de Inteligencia, DGI). La Inteligencia cubana desestabiliza, chantajea, subvierte, financia y realiza cuanta actividad ilegal sea necesaria para imponer los intereses de la alianza cubana con una red de grupos radicales, extremistas de izquierda y socios relacionados con el narcotráfico y la venta de armas en el mundo, lo que no hacen evidentemente los gobiernos democráticos que sufren estos ataques.
“La Dirección de Inteligencia, DI, o G2 ―anteriormente conocida como Dirección General de Inteligencia o DGI― es el principal organismo estatal de inteligencia del Gobierno de Cuba. La DI, en el marco del MININT (Ministerio del Interior de Cuba), fue fundada a finales de 1961 poco después de la revolución de 1959. La DI es responsable de toda la inteligencia exterior y comprende seis divisiones divididas en dos categorías: divisiones operativas y divisiones de apoyo”
El embajador de Cuba en el Perú, Carlos Rafael Zamora Rodríguez, alias “El Gallo,” como es conocido dentro de la DI, tiene cerca de 80 años y nació en la antigua provincia de Oriente, Cuba, en 1943. Dos antiguos compañeros de Zamora y de su esposa en el servicio de Inteligencia cubano, así como miembros de la red contra el comunismo, nos aportan detalles de las carreras de ambos espías y agentes de la desestabilización en América Latina.
Zamora ingresó a la Inteligencia cubana en 1968 como oficial en la sección Estados Unidos-Canadá del Departamento de Análisis, pero desempeñaba funciones de represión en las divisiones de apoyo que se establecieron para la captura de contrarevolucionarios. Así, Zamora construyó su perfidia y “sangre oscura” siendo responsable, como mencionan los grupos disidentes, de muchas detenciones arbitrarias, ejecuciones extrajudiciales, torturas y persecución en los años que Cuba comenzaba a mostrarse como el comunismo más sanguinario de la historia.
Luego de algunos años en misiones de “seguimiento y limpieza política” Zamora al mando de dos grupos operativos logra desctacar fuertemente, cultiva bien el inglés y así, en 1974, fue designado oficial de análisis en el centro de la Inteligencia cubana en New York, que desarrolla su trabajo contra los Estados Unidos bajo la fachada de representación diplomática del gobierno de Cuba ante Naciones Unidas. Allí, con Ricardo Alarcón de Quesada –otro miembro del G2- como embajador ante la ONU, Zamora se destacó en su actividad de seguimiento de organizaciones anticastristas con fuerte influencia en Washington,D.C., Miami y los centros financieros USA, mostró también su facilidad para nuclear embajadores latinoamericanos en reuniones sociales plenas de licor, mujeres y servicios añadidos, así como para formar cuadros de espionaje de jóvenes cubanos bilingües que iban a servir a la legación cubana en la ONU.
En 1978, luego de doce años como embajador, Alarcón regresó a Cuba al unísono con Zamora y lo pidió a la Inteligencia en prestación de servicios para hacerlo jefe del Departamento de Prensa Extranjera del Ministerio de Relaciones Exteriores (lean bien, su nexo con la prensa nace aquí). Alarcón había sido nombrado Viceministro Primero de dicho ministerio y bajo su control, se encontraba ese oscuro departamento de manejo de propaganda.
A partir de ese momento, Zamora quedó con una posición envidiable en el Ministerio de Relaciones Exteriores a la vez que continuó siendo un oficial operativo de Inteligencia, sin perder jamás su licencia para operar con métodos extremos de ser necesario, algo que siempre lo ha acompañado en su vida tormentosa al servico de la dictadura cubana.
Su caso es similar al del Vicepresidente del Consejo de Ministros y de su Comité Ejecutivo, Ricardo Cabrisas Ruíz (el oficial alias “Crystal”), quien ingresó a la Inteligencia a principios de los años sesenta y, luego de destacarse como jefe de centro en Canadá, fue nombrado Viceministro de Comercio Exterior en 1970 (en prestación de servicios) y ascendido a Ministro en 1980, continuando su carrera hasta ahora en la máxima nomenclatura. Según la costumbre del servicio de Inteligencia, ambos Zamora y Cabrisas siguen siendo parte de la plantilla operativa de la Inteligencia, ascendiendo militarmente y cobrando sus salarios en la Inteligencia, amparados en sus fachadas profundas.
En 1984, Zamora es nombrado embajador de Cuba en Ecuador y fue acompañado por su esposa, Maura Isabel Juampere Pérez, también oficial operativa de la Inteligencia, conocida como “la extractora” por su habilidad en métodos de tortura para obtener información de ciudadanos disidentes de la revolución. Maura había ingresado a la Inteligencia cubana a principios de los años setenta. Se dice que es muy capaz y eficiente en su trabajo al punto que ha recibido algunas distinciones (privilegios) que no son usuales en los servicios secretos. Sin embargo, a raíz de la deserción en Ecuador en enero de 1989 de Enrique García Díaz, alias “Walter,” alto oficial operativo de la Inteligencia cubana, tanto Zamora como Maura fueron retirados del país. Había quedado comprometida toda la base clandestina del trabajo secreto de Cuba para desestabilizar y controlar a la joven democracia ecuatoriana, incluida la financiación ilegal de campañas políticas presidenciales por parte de los servicios cubanos. El error de Zamora y su esposa fue confiarse en alias “Walter” y la poco eficiente estructura de la embajada.
A pesar de tan grave error, el propio Fidel Castro junto a Raúl –su hermano- le perdonaron el castigo de retiro y aislamiento, reincorporándolo al servicio operativo, ya que en la balanza de los hechos, Zamora y su mujer han dado resultados que no se pueden ver perjudicados por un agente en deserción y además, la red de Zamora se encargaría de solucionar “el problema” en corto tiempo.
Como se menciona en la carrera de Zamora desde joven en el G2, “los reclutas hacen investigación en el Ministerio, sobre todo en campos de contrainteligencia (que tiene su propia academia de cinco años de carrera) y también, como estudiantes universitarios regulares que son reclutados en el segundo año de sus programas. Los estudiantes son mayormente de idiomas, historia, comunicación y sociología. Una vez que reciben sus diplomas, se someten a varios meses de formación oficial de inteligencia, y un año o más después, reciben el rango de teniente”; en ese devenir, la trayectoria demuestra que Zamora es uno de los mas destacados y sanguinarios agentes operativos de la Inteligencia cubana en las Américas. No se conoce de oficial alguno, en la historia del servicio de Inteligencia cubano, que haya ocupado tantas posiciones de embajador en la región como Zamora. Esto demuestra que es un “duro” eficiente y se le destaca cuando el objetivo está “en curso”, tal y como ahora pasa con el Perú, donde sus principales enlaces son Roger Nájar y Vladimir Cerrón, cuya relación con Cuba y con el G2 no es ninguna novedad.
Fíjense ustedes: En 1990, Zamora y su esposa, luego del percance en Ecuador, regresaron al centro de la inteligencia cubana en New York, él iba como embajador alterno de Cuba ante Naciones Unidas. Después de unos años, en 1998, Zamora fue nombrado embajador de Cuba en Panamá, donde permaneció hasta el 2004 cuando se produjo una ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países y volvió al G2 en La Habana para diseñar la red de apoyo a Hugo Chávez, aparato político que estaba debilitado y requería no sólo fortalecerse sino proyectarse para el caso que Chávez pudiera morir o necesitase ser reemplazado en la conducción de la revolución bolivariana del siglo XXI (como él la denominaba).
Del 2009 al 2013, fue nombrado embajador de Cuba en Brasil donde tuvo a su cargo el apoyo al comunismo brasileño en la planificación del recambio de Lula a Dilma; del 2017 al 2018 estuvo como embajador en El Salvador y finalmente, en marzo del 2019, el Coronel Zamora presentó sus cartas credenciales como embajador de Cuba en Bolivia, país que ha visitado más veces que cualquier destino, sin ser embajador, ya que en Bolivia se encuentran tres bases operativas del G2 cubano que él dirige: Santa Cruz, Chapare y La Paz. En todos sus puestos supuestamente diplomáticos, realmente de espionaje y contrainteligencia, ha estado acompañado de su esposa, la experimentada oficial del G2 cubano.
Si analizamos los países y las coyunturas históricas de cada uno de los territorios cuando fue nombrado embajador, es notable que todos han sido países de importancia para la dictadura castrista en situaciones políticas complicadas para los intereses cubanos y a la vez, de rotunda conexión con los cárteles proveedores de drogas en México y los Estados Unidos (conocidos como los cárteles del perímetro).
Si sumamos la actividad de su esposa, respaldada por los cargos diplomáticos que ha ocupado y por ser la esposa del embajador, ambos son un binomio “explosivo” perfecto para imponer los objetivos de Cuba.
No perdamos de vista a estos manipuladores de la noticia, enlaces profesionales con los medios “solidarios”, pero sobretodo, conspícuos conspiradores que harán lo necesario para destruir cualquier democracia en la región.
Nota de Redacción: El presente informe ha sido elaborado por la Mesa de Redacción de MDP Minuto Digital Perú en base a testimonios desde Cuba, reportes de blogs disidentes y una reseña de cubanos en el exilio, que agradecemos por su profunda seriedad y valentía.