La COVID-19 ha priorizado el debate sobre la situación de la conectividad digital en el país como herramienta clave para garantizar el acceso a bienes y servicios del Estado, así como para facilitar la dinámica laboral y el desempeño de los emprendedores. Pero, si bien en los últimos años el acceso a internet ha registrado importantes avances, tanto su cobertura como su calidad han sido bastante heterogéneas, lo que ha limitado el uso óptimo de los servicios digitales a gran parte de la población.
Según cifras de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), al tercer trimestre de 2020, el 70.3% de la población de seis años contaba con acceso a internet. Pero esta mejora en el acceso se ha concentrado principalmente en la capital peruana. Así, mientras que a nivel de Lima Metropolitana el valor de este indicador ascendió al 83.4%, en las zonas rurales del país solo alcanzó un 41.7%. Un caso similar se observa en el caso del acceso de internet en los hogares a nivel departamental, en el que Cusco (16.2%), Huancavelica (20.6%) y Ayacucho (21.8%) registraron menores porcentajes. A esta poca cobertura en el interior del país se suma la baja calidad del servicio ofrecido. Por ejemplo, más de la mitad de las conexiones de internet en 13 departamentos están por debajo del umbral mínimo aceptado.
Ahora bien, al observar la fuente de abastecimiento de internet, encontramos que una buena parte accede a través de telefonía móvil. Tan es así que el 87.9% de la población mayor de seis años usuaria de internet lo hizo desde un teléfono celular; el 13.3%, a través de computadora, y el 14.6%, por medio de una laptop. Sin embargo, esta concentración se ha visto reflejada en el aumento del tráfico de internet móvil en el país. De acuerdo con Osiptel, entre el primer trimestre de 2014 y el cuarto trimestre de 2020, el consumo promedio de datos en cada línea móvil se incrementó 72 veces.
Este escenario ha dificultado el óptimo desarrollo de actividades como la educación a distancia, el trabajo remoto o la telemedicina para un importante sector de la población. Ello ha traído al debate político de la actual carrera electoral el tema del aprovechamiento de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica (RDNFO). Recordemos que este proyecto se puso en marcha en 2014, en el marco de la Ley de Promoción de la Banda Ancha, mediante el despliegue de 13,500 kilómetros de fibra óptica a nivel nacional. Con esta infraestructura, se buscó mejorar la competitividad del sector y reducir los costos de transporte para las compañías de telefonía móvil e internet.
No obstante, si bien la RDNFO se terminó de construir en 2016, su utilización ha estado por debajo del 10% en los últimos años. Para tener una idea, de acuerdo con el Ministerio de Transporte y Comunicaciones (MTC), a diciembre de 2020, solo se utilizó el 3.2% de la capacidad instalada y los ingresos cubrieron únicamente el 7.7% de los costos de mantenimiento. Además, entre 2015 y 2020, el Estado ha pagado un total US$ 265 millones por retribuciones de inversión, mantenimiento y operación. Recientemente, el MTC ha anunciado el inicio del proceso de resolución del contrato de concesión que dará una solución definitiva al problema. Frente a ello, es preciso conocer cuál es el plan en caso la RDNFO vuelva a las arcas del Estado o, pensando en las próximas elecciones, qué propuestas tienen los principales candidatos para aprovechar al máximo esta infraestructura.
En el último debate presidencial, los candidatos líderes en las encuestas Yonhy Lescano, de Acción Popular, y Verónika Mendoza, de Juntos por el Perú, comentaron el tema de la conectividad. Mientras que el primero prometió la adquisición de un satélite, la segunda propuso llevar internet a todas las escuelas y centros de salud a través de la RDNFO. No obstante, ninguno detalló bajo qué modalidad de operador piensan hacerlo.
Sin duda, el cierre de la brecha de conectividad digital a nivel nacional es un objetivo impostergable que permitirá a más peruanos acceder a distintas oportunidades de desarrollo. Para lograrlo, el reto del Gobierno estará en generar incentivos para el ingreso de operadores competitivos y así expandir el mercado y la oferta del servicio en localidades que aún no están cubiertas. De igual manera, se deberá crear un modelo adecuado que permita el despliegue hacia aquellos lugares donde, por sus características, no exista competencia comercial.
Queda claro que debemos valorizar la infraestructura de telecomunicaciones con la que contamos, mas no por ello debemos darnos el lujo de gastar en algo que no es utilizado. Esperamos que ahora los candidatos aterricen las propuestas en soluciones concretas y efectivas en beneficio de más peruanos.