Unas pueden ser de cal, y otras de arena, pero arenas movedizas que engullen todo lo que se les pone encima, como por ejemplo nuestros impuestos, porque no hay otra forma de entender las uniones políticas que hemos visto desde el gobierno de PPK para destruir al país, para hundir el presente de los ciudadanos, para desterrar toda esperanza de futuro en los jóvenes. Pero como los medios de comunicación tradicionales son el soporte de todo este entramado de corrupción e impunidad, ahora vemos con absoluta claridad cómo han estado funcionando las organizaciones criminales enquistadas en el poder.
Nadie entiende como PPK puso de vice presidente a un personaje deslucido, agresivo, mentiroso y conspirador y al mismo tiempo, a una vice presidenta cambiante, conflictiva, polémica por sus inquietantes actuaciones y ausente de lealtad. Dos joyas de la perdición acompañaron a PPK en su último negocio en el poder… y le fue mal, quebró, cerró y lo cerraron, cual timba de la vida, nadie le perdonó.
Ni el lagarto ni la dama en cuestión han demostrado un pequeño, cercano y algo frecuente sentido de preocupación por PPK, simplemente lo dejaron en su sequedad y soledad, mientras iban armando sus gabinetes, sus “bisness” y proyecciones personales. PPK no traicionó, pero fue traicionado, esa es la evidencia.
Pero como la vida da muchas vueltas, el callejonero del lagarto encontró pelea en los perfiles de su nivel, las sanguijuelas de la política criolla que en un dos por tres lo sacaron, luego de un primer intento donde faltó billete y algo más. El lagarto, llorando, con voz entrecortada, creyó que aceptando la derrota de la vacancia iba a desencadenar una amplísima solidaridad y revuelta en las calles para que lo repongan en el cargo que recibió “por encargo”. Le salió muy mal la jugada, porque se pusieron en la vereda contraria, de inmediato, los caviares que rodeaban a PPK y en señal de venganza, lo abrieron del camino.
Nadie gritó “mi presi”, “I love lagarto”, “mis venas son tuyas” o “toma mi corazón”, como quiso hacerse creer en historietas y mensajes en las redes, que propalaban durante la pandemia -desde el gobierno y sus medios de comunicación- en millonaria campaña que intentaba fabricar un “héroe del puebllo” con el lagarto como personaje de heroicidades.
Teatro del absurdo, engaño sobre cada mentira, dinero soltándose por todos lados, manipulación de la voluntad popular y nadie, absolutamente nadie dando la pelea (desde el tumulto del congreso o la carestía de los partidos). Y por eso, vino el de la bufanda, en temporada de “no hagas nada, mira todo y calla siempre”, y así fue, una página en blanco, bolsillos en negro, porque para eso sí son buenos los caviares de gustos más refinaditos.
Y convocada la elección, la vereda del desmonte se convirtió en el camino del nuevo gobierno. Pasamos del lagarto al pericote, con bufanda de intermedio y, ¿Todavía no entendemos lo que pasó?
Sucedió y punto, dejamos de comprometernos con el Perú y nos avasallaron, eso pasó. Preferimos creer en el análisis de algunos tontos que pululan en los medios, en vez de atender objetivamente el avance de las bandas y los cárteles del desastre político que nos acechaban y ahorcaban. Pero como la soga asfixiaba a otros, sentimos que a nosotros no nos iba a a pasar nada. Egoísmo, cobardía, dejadez, falta de patriotismo para enfrentar cada amenaza.
¿Y ahora? ¿Despertaste? ¿O quieres otro espécimen como el lagarto, otra bufanda, o tal vez, un pericote de marca mayor?
¿Qué esperanza vamos a construir si le damos la espalda a los más pobres del Perú?