Los comunistas están dispersos y se ponen y cambian de nombre cada cierto tiempo, ahora más rápido que antes, porque sus fracasos son más seguidos, porque sus odios les hacen pelearse entre ellos por cualquier captura de dinero, prebendas, cargos y hasta por tomarse un selfie. Las hordas comunistas, es decir la suma de los activistas, militantes y ayayeros de los innumerables mini grupos de las izquierdas, saben muy bien que entre estar hambrientos y robar un pan, escogen mejor a sus víctimas: le roban el pan a los pobres, a los olvidados, a los nadie, a los que para ellos, no son nada, pero los usan y hasta les nombran como plato de fondo, siendo algo que jamás tendrán como prioridad humana en una agenda solidaria o de respeto, porque los marxistas, los socialistas, los progres, los comunistas, los caviares, los oenegistas, los senderistas o sus espíritus actuales (del militarizado partido comunista del Perú) son pura falsedad, mentira y odio en cada mirada, palabra y crimen contra el pueblo.
Resulta por lo tanto paradójico que los enemigos del pueblo, se vistan con banderas de supuesta defensa de lo que odian (al pueblo) y encima, los medios extremistas de comunicación y los ultraizquierdistas de las redes sociales, hagan himnos de activismo, engañando a todo el país, como si no supiésemos que el terrorismo y sus aliados directos e indirectos -hay que decirlo, hay que señalarlos- pretenden borrar el significado de la Calle Tarata, intentan eliminar el recuerdo de las más de 70 mil víctimas asesinadas por el comunismo en el Perú, promueven las falsas noticias que sueltan como estafa a los más jóvenes, para abrir brechas de odio y resentimiento, en una hermosa tierra donde la unión, la paz y la fraternidad son nuestra esencia de familias y nación.
Hay que tener muy claro que destruir, incendiar, agredir, matar… NO es una agenda de protesta. Y repito e insisto que es un derecho constitucional y un derecho humano fundamental hacer uso de la Libertad de expresión, de opinión, de hacer sentir la voz discordante en democracia; pero el delito, eso no es ningún derecho y hay que condenarlo, perseguirlo y sancionarlo.
El Perú debe desterrar el resentimiento que cada día siembra el comunismo, las izquierdas del odio, las izquierdas bipolares.