El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) anunció, este lunes, el cierre de su misión permanente en Managua, Nicaragua. La decisión se tomó forzadamente tras un “pedido” de la dictadura de Daniel Ortega, pero no trascendieron los motivos concretos.
“A petición de las autoridades nicaragüenses, el Comité Internacional de la Cruz Roja ha cerrado su oficina en Managua, poniendo así fin a su misión humanitaria en el país”, dijo la organización en un comunicado de prensa emitido en México.
En marzo de 2022, el régimen había expulsado de Nicaragua al presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para Nicaragua, Thomas Ess. El régimen no reveló los motivos de la decisión, que en su momento tomó por sorpresa a los funcionarios del CICR.
Además, en marzo de este año, la dictadura de Ortega extinguió la Cruz Roja y confiscó todos los bienes de la organización, creada en 1931, pasándolos a una nueva entidad, vinculada al Ministerio de Salud.
Sin embargo, el CICR y el gobierno de Ortega habían firmado en enero de 2019 un acuerdo que le permitía visitar a los presos durante las manifestaciones de 2018, que exigían la dimisión de Ortega y de su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, y cuya represión policial provocó más de 300 muertes, según Naciones Unidas.
En su comunicado, el CICR explicó que en los últimos años su trabajo en Nicaragua se ha centrado en tres áreas principales: “apoyar a la Cruz Roja nicaragüense local para brindar servicios de restablecimiento del contacto familiar y fortalecer su labor humanitaria en favor de las personas más vulnerables; prevención y enfoque humanitario de la privación de libertad; y actividades de capacitación sobre derecho internacional humanitario, el marco jurídico aplicable a las tareas que involucran a las fuerzas armadas y de seguridad, y el derecho internacional de los derechos humanos”.
Fundado en 1863, el CICR es una organización humanitaria internacional independiente, neutral e imparcial que brinda protección y asistencia a las víctimas de conflictos armados y otras situaciones de violencia. Tiene 20.000 empleados que trabajan en 100 países de todo el mundo. Es parte del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, la red humanitaria más grande y antigua del mundo, y trabaja junto con sus socios nacionales de la Cruz Roja para ampliar su trabajo.
A pesar de su expulsión, el CICR “reitera su deseo de reanudar el diálogo y la acción humanitaria en Nicaragua”.
Más de dos mil asociaciones y organizaciones no gubernamentales han sido declaradas ilegales desde que la dictadura de Ortega adoptó leyes que imponían severas restricciones.
A su vez, Naciones Unidas destacó la pérdida de libertades fundamentales en Nicaragua “cada vez más alejadas de los derechos humanos”.
Imagen referencial, fotoarte vía el Confidencial