En el ámbito político existen varios campos de ubicación y para ser lo más equilibrados posibles, comencemos por el constitucional, donde la actual presidente está en el cargo, por sucesión establecida en el texto que rige a la nación. Ese punto en insoslayable y se ajusta a derecho.
Segundo, la señora Boluarte dijo y aseguró que ante una vacancia del entonces presidente Castillo -vacado por infringir la Constitución y dar un golpe de Estado- ella renunciaría y facilitaría la convocatoria a elecciones, tal y como lo estipula del debido proceso constitucional. La señora Boluarte no cumplió con su palabra y promesa.
Tercero, al asumir la presidencia nombró un gabinete de continuidad política y partidaria , totalmente ideologizado. Recordemos que la señora Boluarte fue candidata en la plancha presidencial que encabezaba Pedro Castillo junto al prófugo de la justicia Vladimir Cerrón y que los tres representaban al partido comunista Perú libre que no obtuvo más del 20% de los votos emitidos en un proceso de dudosa legalidad y poca transparencia, pero que por esas contradicciones normativas le permitieron, al obtener la mayor votación (en el menor resultado histórico comparado en un proceso electoral nacional) pasar a segunda vuelta junto con el partido Fuerza Popular.
Ese gabinete fue de corto alcance porque era dubitativo y la presidente necesitaba aferrarse al cargo, formar un grupo de sujeción y dominio, resistir el temporal que iba a provocar en sus camaradas de otras organizaciones de las izquierdas del odio y lo más complicado, tranzar con los grupos de poder y los grupos de presión, algo en lo que ella estaba ausente de dominio, conocimiento, destreza y liderazgo.
En este escenario, removió a su Primer Ministro Pedro Angulo y puso a un operador de su tendencia, un burócrata humalista de tendencias autoritarias y de excesos en su vida privada (sufragada con recursos públicos).
Los meses de incertidumbre crecieron, las izquierdas extremistas desplazadas del cogollo del poder se alejaron en cuanto a sus dirigentes visibles, pero se quedaron y con mejores salarios en el Estado, las de segunda línea, las que supuestamente le podrían mover masas (algo que nunca pudieron cumplirle, pero siguieron cobrando a manos llenas en las planillas de ministerios y organismos públicos).
Así con todo, las protestas efectuadas contra Dina Boluarte comenzaron con el terrible suceso de muertes y enfrentamientos en la zona sur del país en especial, un resultado previsible por la conformación de sus ministros, asesores y los aliados que tenía en algunos mandos de las Fuerza Armadas y la Policía Nacional, que luego fueron removidos también (los no efectivos) y otros premiados (los operadores y encubridores) y previsible también, porque las izquierdas que estuvieron detrás de las violentas protestas, se sumaron con remanentes del partido comunista Sendero luminoso en las acciones de agitación, siembra de víctimas y propaganda posterior, una herencia que le ha quedado a Boluarte como sentencia perpetua al nombrarla “asesina” sus propios camaradas.
Boluarte a pesar de todo, se angustiaba con su nuevo alfil Otárola, un día amante de su rol, al otro día exigente “condicionante”; un incongruente Primer Ministro que trató de dar rostro moral y liderazgo aún a sus poco morales decisiones, comportamientos y preferencias. Pasó como vino, sin pena ni gloria, pero con una carga enorme de resentimiento hacia la presidente, vendiendo secretos a gotas, soltando primicias negativas de su jefa por migajas. Esa es la “lealtad” en las izquierdas de gentes informales, tránsfugas por convicción, que se odian con los caviares (también de izquierdas, por cierto).
El desarrollo actual tiene a Boluarte con otro Primer Ministro de una procedencia absolutamente caviar, pero que se ha vuelto no izquierdista elitista, ni pegado a las oenegés donde hibernan sus compañeros de ruta que han usufructuado del poder por décadas. Adrianzén le ha quitado toda presencia y presupuesto a su antiguos socios de la mancha caviar, pero se sostiene con algunos personajes que por la planilla del mes, le dan consejos y ayudas “excepcionales”, como son periodistas, comunicadores de alquiler, políticos interesados en “tomas y dacas”, que a cambio de la frase “por la estabilidad democrática” reciben embajadas, ministerios, cargos por aquí, asesorías por allá, consultorías para otros que les pagan por servicios no relacionados directa ni indirectamente, favores familiares y una larguísimo etcétera. Es hábil Adrianzén para esos tratos y maltratos, a diferencia del herido Otárola. Pero no es nada hábil ni ágil para prevenir escenarios y dar respuestas.
¿Y Boluarte? Pues dedicada a creerse cada mañana que es bella e inteligente, dos cualidades ajenas en su rostro y pensamiento, si es que lo tiene. Boluarte cree y le hacen creer a diario sus cómplices y acomodados, que está construyendo un legado, que el país la escucha y aprende con ella, que los empresarios la miran bien y el pueblo también. Pero nada de eso es cierto. Es la cara del rechazo, la palabra de la respuesta colérica, los anuncios que a nadie le impactan. Boluarte es un caso clínico y cínico. Boluarte es la imagen perfecta de la izquierda peruana: ignorante total, usufructuadora del poder, lo mismo que sería con la Mendoza o con la Huillca pero con una sola ventaja, que ella -Boluarte- es presidenta legítima y por sucesión constitucional y ante la lista de los que han sido antes que ella presidentes y los que podrían serlo, tenemos que soportarla hasta el 28 de julio de 2026 porque si no, los empleados de Acuña, es decir casi todo el mismo gobierno actual, peor peores, asumirían el poder en el país y eso, ya sería la fatalidad absoluta en la historia del Perú.
Tenemos una enfermedad gobernando, pero resistimos a duras penas, porque son varios los momentos que nos exigen sacarla, meterla presa y condenarla a perpetuidad, como anhelamos sea el caso del genocida Vizcarra.
Tenemos un mal que tolerar, pero que no crea la señora Boluarte que no deja de cansar e indignar, porque si se da el detonante, mucho cuidado, porque no serán las izquierdas las que asuman el poder, sino que habrá una respuesta por la Libertad que muchos ni se dan cuenta que existe y está en camino hace rato, para reconstruir al Perú.