Nunca un discurso presidencial es del gusto de todos los que lo escucharon atentamente de principio a fin y menos, de los que no lo escucharon, pero reciben de los críticos enunciados en el primer párrafo, una especie de resumen a su gusto, el mismo que trasmiten como el supremo análisis y verdad aceptada, aún siendo sesgada. Por eso, los discursos de Fiestas Patrias son para los que lo leen, un resumen de resúmenes de gestión y un apunte rápido de algunas intenciones hacia adelante, un discurso que lo hace y viene haciendo quien preside el país y que es leído con algo de vanidad, una dosis de humildad relativa y bastante angustia, porque lo que se diga no se sabe si se hará efectivamente y lo que no se diga, es posible que sea lo que en realidad ocurrirá. Así es el Perú de este siglo de la oscuridad, una contradicción permanente.
La señora Boluarte ha tratado de ser extensa en el tiempo, amplia en los temas de gobierno y ausente en sucesos políticos que para los que marcan desde los medios el nivel de influencia y manipulación, debió ser lo más leído y explicado, pero no fue así, porque la presidente hace su estrategia y el “hacia dónde” se dirige, “hacia quienes” quiere llegar y los temas que quiere transmitir como promesa en camino o resultados tangibles. No son deseos, son decisiones que desesperan a los medios de comunicación que viven de los escándalos y de hacer acusaciones morbosas y carentes de sustento.
Boluarte fue metódica, no lee muy bien que digamos pero hizo el esfuerzo y es mejor en todo sentido que el desfondado ignorante de Castillo o el trabalenguero de Vizcarra. ¿Hay que criticarle algo? Sí, porque los discursos de Fiestas Patrias no son completos y dejan espacio para ser complementados, sino durarían días o semanas y aquí fue por unas tres horas, largo pero incompleto, como siempre, como con todos, salvo Castillo, que lo hizo corto, vacío, impropio de un presidente, impublicable.
La presidente no se fue por las ramas, se dirigió en su escenario a su trayectoria y enfatizó su visión de cómo recibió la presidencia y cómo la está gestionando. Eso es importante. Pero hay temas, señalaremos tres, que debieron ser puestos sobre la mesa al final, no por menor prioridad, sino por mayor efecto: lo de la amenaza constante de las izquierdas del odio a nuestra frágil democracia, lo de la amenaza constante de las izquierdas oenegeras nacionales y foráneas a nuestro ordenamiento constitucional y, lo de la amenza del neosenderismo a nuestra Patria.
Esas tres amenazas qusieron ser convertidas por los medios de comunicación “desmermelarizados” en: muertes / asesiantos, renuncia / vacancia y cambio de constitución / asamblea constituyente, pero el gobierno no cedió a la extorsión de los grupos del odio y la venganza política y delincuencial de los cárteles del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla.
Recuerden: No por criticar al gobierno, uno es de izquierda. No por criticar a la izquierda del odio, uno está a favor del gobierno. La ciudadanía ejerce su opinión, señalando su posición.