“El criterio más importante, no el único, es que el posible gobierno que asuma el Poder Ejecutivo proteja y promueva una convivencia basada en el máximo de libertad posible, ante todo, de la libertad religiosa, de la libertad de conciencia, de la libertad de las familias, de la libertad de las asociaciones civiles”
Como ejemplo, expresó: “El año pasado fue posible impedir el proyecto de ley de despenalización del aborto porque vivimos en un régimen de libertad, imperfecta, pero libertad al fin. ¿Qué hubiese pasado si viviésemos en un régimen como el de China, Venezuela, Nicaragua, Cuba y otros países por el estilo?”
En ese sentido, consideró: “A la hora de elegir candidatos que se postulan para cargos ejecutivos el criterio más importante consiste en descartar la posibilidad de que se establezca un gobierno que limite o ponga en peligro las libertades personales, familiares y sociales, y votar a aquellos candidatos que más promuevan un régimen en el que se proteja y cultive la libertad”.
“Para un cargo legislativo, lo más importante consiste en que los candidatos tengan libertad de juicio y de decisión respecto de su agrupación política y saber qué proyectos de leyes estarían dispuestos a proponer o a apoyar. Aquí sí entran en juego los valores irrenunciables sobre la vida, la familia, la educación y el bien común”, detalló.
“informarse bien respecto de los candidatos a un cargo legislativo a fin de que no promuevan leyes injustas y propongan y voten leyes según la justicia y los derechos humanos que más contribuyan al bien de las personas, de las familias y del bien común. Porque las leyes permanecen, son difíciles de derogar o modificar, y los gobernantes pasan”
“Por ejemplo, la ley del divorcio vincular se estableció en la década del 80 y perdura hasta hoy y pasaron ya muchos gobiernos. Además las leyes tienen un gran poder pedagógico, es decir, un poder de orientar la vida de los ciudadanos, porque se va haciendo cultura que lo que dice la ley es lo que está bien y lo que se opone a la ley es lo que está mal”, puntualizó.
“También hay que tener en cuenta la capacidad de colaboración con el gobierno de turno a fin de no impedir que pueda ejercer su función ejecutiva”, aconsejó.
Finalmente, consideró que “si bien es deseable y esperable que exista unidad entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo en lo que se refiere a los valores irrenunciables, ante la posibilidad de que esta unidad no se dé totalmente, hay que distinguir lo propio y específico de cada poder y elegir en consonancia: para el Poder Ejecutivo, aquellos candidatos que más van a cuidar y promover la convivencia en un régimen de libertad; para el Poder Legislativo, aquellos candidatos que más van a proteger y promover los valores irrenunciables y que son competentes para proponer o apoyar leyes que ayuden a una convivencia justa, pacífica y solidaria”.+