El Perú puede ser el país más maravilloso del mundo o el territorio más inexplicable del universo, porque aquí puede ocurrir lo impensable como si fuera programado y lo inaudito como fuese necesario. No es de sorprender por ello que -y lo digo desde mi opinión herida y llena de rabia por el dolor de la muerte de mis familiares-, un delincuente del poder, asesino perverso, criminal de la peor cizaña y escoria, siga en libertad, mientras las víctimas, por miles de miles, no tengan la justicia que sus familias reclaman y por la que NADIE hace nada en reivindicación.
Pasa el tiempo y (a) “el lagarto” nos cuenta “nuevas historias telenoveleadas” de sus mentiras y trampas al ritmo de su presidencia, donde cada escena es parte de un gasto público para comprar “la conciencia o lo que quede de la misma” en periodistas, artistas, faranduleros, gestores de negocios, académicos sin una trayectoria de reconocimiento pero con ansias de tener un diploma y una medalla de “su” presidente. Eso que ocurrió antes y fue un monumento a la imbecilidad por militancia y activismo en el dinero, hoy está como aplaudiéndose más, cada vez que el lagarto sale en las pantallas de televisión o la radio o medios donde él, ese criminal, puso dinero público para beneficio privado, el de él y el de sus cómplices.
Las palabras no son ofensivas ni pretenden serlo de mi parte, es la realidad tal y como yo la veo y siento, por eso a ustedes que leen lestas palabras del alma y el corazón herido, les puedo y debo pedir perdón y comprensión, no a un asesino, eso jamás; estoy tratando de ser lo más elegante que sea posible, sin hacer diferencia entre el asesino de una persona, con éste de más de doscientas mil. Por eso, si estuviera mal lo que digo, ¿Cómo debo mencionarlo? ¿Criminal, asesino, desgraciado, miserable?. Eso es y será siempre, y espero que la Justicia ratifique estas palabras con una condena a cadena perpetua por los delitos de Lesa Humanidad que propició (a) el lagarto.
Lo que más me da cólera, tristeza y a la vez indignación, es que el responsable directo de la muerte de más de doscientos mil peruanos goza de impunidad, como sus ministros “de Salud” que siendo también responsables de ese genocidio, no purgan condena hasta el momento y ni siquiera están asistiendo a un proceso judicial ¿Porqué?
Insto a todos los partidos políticos que dicen estar en camino a un proceso electoral para reivindicar la Democracia con justicia y libertad, que desde ahora exijan al Poder Judicial, al Ministerio Público y al gobierno, que activen todos los procedimientos que estén a su alcance para que doscientos mil peruanos puedan, algún día, descansar en Paz.
Recuerden: El lagarto fue vacado por incapacidad moral, por la espeluznante corrupción en el tratamiento de la pandemia, siendo descubierto como un genocida.