Una de las pocas voces expertas y de gran prestigio en la educación peruana es sin duda alguna Edistio Cámere, un gran Maestro, de voz reflexiva, con mirada de líder que se proyecta constantemente hacia el bien común, en la idea que une y construye esperanzas sobre bases sólidas. Por eso, le pedimos unos minutos para conversar con nuestro equipo de la Mesa de Redacción, sobre temas que necesitan respuestas:
¿Cómo la pandemia ha golpeado dentro y fuera de las aulas a sus principales actores? Hablemos de los Maestros, alumnos, trabajadores, padres de familia…
La pandemia sin duda, ha tenido efectos en la atención y en la recuperación de la salud. También ha afectado al equilibrio emocional, la incertidumbre, las medidas y los controles de prevención. En lo económico está dejando al país en una situación preocupante y sin visos de solución en el corto plazo.
En materia de educación, sin embargo, “golpear” no perfila bien las secuelas de la pandemia. Quizá resiliencia sea la palabra que mejor alcanza a definir su influencia. Breve fue el tiempo – conocida la instalación del COVID 19 – en que duro el desconcierto. Pronto la organización de la escuela estructuró el proceso educativo que sistemáticamente se trasladó a los hogares. Los docentes pecharon con mucha responsabilidad el aprendizaje y dominio de las plataformas virtuales, de manera que, se mantuvo la continuidad de la relación enseñanza-aprendizaje. Los niños y más los jóvenes, dieron un importante salto en autonomía como estudiantes. Finalmente, los padres de familia, más cercanos – en tiempo y espacio – pudieron compartir clases con sus hijos, lo que les permitió “tocar” la enseñanza y promover el aprendizaje.
Ahora bien, de la mano con el curso de los días, la pandemia ha permitido re-apreciar: la autonomía de los docentes, ¡qué importante es cuando se confía en la valía profesional! También que no son meros trasmisores de información, todo lo contario, ponen en valor el contenido de lo que enseñan, procurando:
- Ante la inmensidad, anchura y profundidad de los conocimientos, los profesores los acotan, los ordenan secuencialmente, los gradúan con arreglo a las dificultades, los hacen comprensibles y trasmisibles a las edades escolares;
- Evitar la despersonalización en la recepción del conocimiento. Más bien, procuran que el aprendizaje se ajuste a las necesidades, capacidades e intereses de cada alumno; y
- Sin guía que señale el camino, el modo de andar, que gradúe los avances y priorice su ritmo, el alumno caerá en las fauces de la dispersión y el desánimo.
Se comienza a valorar en su real dimensión las relaciones en la escuela: profesor-alumno; profesor–profesor; director –docente; familia- escuela; escuela- escuela. Esta valoración pasa por definir las funciones de los extremos que son complementarias siempre y cuando se las respeten. En este sentido, creo que un reto importante al volver a los colegios será el confirmar y encauzar el talante del niño o joven como estudiante. La educación complaciente y las leyes vigentes han alterado la relación del docente con el alumno, en la medida en que el primero no pueda exhortarlo a que preste atención o se porte adecuadamente.
Los padres de familia, testigos directos, de la educación escolar, han entendido que sin un intercambio – con el tutor – de objetivos y metas para sus hijos, el aprendizaje no será personalizado. A su vez, ha quedado claro la densidad e vitalidad de su influencia en la formación de sus hijos.
Finalmente, la tecnología de cara al retorno a clases, será el menor de los retos que afrontará la educación. Junto con la certeza en las relaciones escolares, la autonomía institucional y la pluralidad de ofertas en los modelos y propuestas educativas, serán los retos que deberá afrontar la escuela peruana.
Se menciona mucho la frase “brechas educativas: ¿Cuáles son los principales desafíos del financiamiento educativo público y privado en el Perú?
En términos generales el financiamiento de la educación es una especie de escalera electrónica: no tiene cuando parar, siempre sube. En el caso de la educación básica regular privada, las necesidades económicas están acotadas a sus ingresos y al crecimiento de la demanda. El mayor componente de los costos de una escuela es el del personal, rubro que constituye entre el 60 y 70% de su presupuesto. Este solo hecho, gobierna el impulso para “tocar la puerta” en el sistema financiero. De otro lado, la intromisión del MINEDU en la autonomía de las instituciones educativas, las priva de mirar el mediano y el largo plazo.
La EBR estatal al 2019 tenía 5’975,506 alumnos matriculados y 361, 575 docentes lo que hace una ratio respetable de 1 docente por cada 16 alumnos. Más aun, contaba con 53,033 locales educativos que dividido entre el número de alumnos matriculados reporta 113 por local. Estas cifras nos hablan que el financiamiento es necesario, pero, en segundo lugar, el primer lugar largamente lo ocupa la gestión y que el MINEDU confíe más en sus directores y profesores.
¿Es un reto, constituye una prioridad la enseñanza de lenguas -aimara, quechua, amazónicas- en un país multilingüe?
Los localismos, las comunidades autónomas, la separación del tronco histórico suelen estar detrás de subrayar la priorización de las denominadas lenguas “originarias”. Perú es un país soberano y con una entidad e identidad que nos integra al par que nos distingue de los otros países. Tiene una historia común y mestiza: ha recibido influencia de la cultura incaica y andina, y también de la española (occidental- cristiana). Su conformación territorial es diversa, como diversas son las culturas que enriquecen al Perú. Sin duda, la educación debe ser contextualizada, tiene que recapitular costumbre, cultura, lengua y características que particularizan un determinado territorio. Conocer, querer y cultivar lo particular no riñe con saberse conectados e integrados a los valores, la cultura y a un gobierno nacional.
El respeto por la sabiduría, tradiciones y costumbres de las comunidades aimaras, quechuas y amazónicas, forma parte constitutiva de nuestra condición de peruanos y de ciudadanos. Igualmente, para ellos saberse y sentirse parte de una comunidad nacional es un deber como peruanos y ciudadanos. Desde este marco, si me parece que es un reto la enseñanza no solo de la lengua sino de la cultura de las comunidades mencionadas. La tecnología podrá hacer ahora lo que la geografía y el tiempo dificultaron: establecer relaciones periódicas entre los alumnos de los diferentes territorios y comunidades. La intención es integrar y no separar. Animados por esta idea fuerza, mucho se puede hacer en favor de las comunidades originarias, pero también peruanas.
Los políticos de izquierda, los sociólogos de las ONG y hasta funcionarios del Ministerio de Educación hablan de “tensiones entre segregación escolar y desarrollo ciudadano” ¿Existe ese panorama?
Cuando escucho o leo acerca de la segregación escolar, de inmediato me cuestiona quien es el sujeto o agente que segrega y cuáles son las razones por las que se actúa en ese sentido. ¿Se podría afirmar que la iniciativa privada es la que segrega? ¿Se refieren a que, en un salón de clase, los que tienen mejores notas, los que son buenos deportistas o músicos apartan a quienes no rinden en esos tres campos? ¿Será que aluden a la Constitución del 1993 como causante de la separación escolar? En verdad no creo que por aquí vaya la explicación. Lo que sí puedo decir es que el 74.5% del universo nacional de alumnos matriculados es atendido por el MINEDU y que el 60% de los colegios privados cobra como promedio, la mitad de lo que invierte mensualmente el Estado por alumno ($ 96.50 versus S/150.00)
Es moneda corriente reconocer el bajo nivel de nuestra educación pública. Para mí, aquella debería ser de tal calidad, por un asunto de justicia y de respeto a las familias que la eligen. Como esto – lamentablemente – no ocurre, las brechas y la segregación la gestionan y ocasionan los mismos actores del MINEDU.
La deficiencia en la formación que brinda pasa factura a los egresados de los colegios públicos que tienen que padecer para ingresar a las universidades. El no ingreso y el fracaso es el síntoma, pero si no se atiende la causa… los políticos de izquierda tendrán pábulo para seguir pontificando.