El Arzobispo de Nueva York, Cardenal Timothy Dolan, explicó en una columna publicada este 13 de enero por qué los católicos no se avergüenzan de estar “colgados” del aborto, especialmente en el contexto de la próxima administración de Joe Biden.
Recordando una conversación con un político que le preguntó “¿por qué los católicos están tan obsesionados con el aborto?”, el Arzobispo de Nueva York explicó:
“Estamos obsesionados con la defensa de la dignidad de la persona humana y el carácter sagrado de toda vida humana. Sí, la vida inocente e indefensa del bebé en el útero, pero también la vida del preso condenado a muerte, el inmigrante, los ancianos frágiles, los pobres y los enfermos”
“De hecho, este no es un tema exclusivamente católico, sino uno de derechos humanos. No aprendimos que el aborto era un horrible asesinato en la clase de religión, sino en biología y en nuestros cursos sobre la tradición de los ‘derechos inalienables’ en la historia de Estados Unidos”
“¿Cómo podemos mantener una cultura que rechaza la violencia, la exclusión, el suicidio, el racismo, la injusticia y la insensibilidad hacia los necesitados, si aplaudimos, permitimos, pagamos y promovemos el asesinato de un niño por nacer, la destrucción de los más desamparados, como es el de un bebé en el útero de su propia madre?” cuestionó.
El Cardenal Dolan recordó que “los partidarios del aborto nos aseguraron hace cuarenta y ocho años”, con el fallo Roe vs Wade, que el aborto se mantendría seguro, legal y poco común. “¡Hasta aquí las garantías! Pero el aborto sigue siendo el tema más candente y horroroso en nuestra política, y las encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses quieren restricciones sobre su uso incuestionable y no quieren que sus impuestos paguen por un asesinato”, señaló.
“Estamos aún más ‘colgados’ ahora, ya que nuestro nuevo presidente, a quien deseamos lo mejor y que habla con admirable sensibilidad sobre la protección de los derechos de los más débiles y amenazados, corrió en una plataforma que apoyaba con avidez esta espantosa pena capital para bebés inocentes no nacidos”, añadió.
“Todos estamos todavía encogidos por la inquietante violencia de la semana pasada en Washington. Esta agitación se hizo aún más nauseabunda, ya que aparentemente fue alentada por el que juró defender la Constitución y el Estado de derecho, y porque destruyó el mismo edificio diseñado ser un santuario de seguridad, razón, cortesía y decoro “, agregó el Cardenal.
Finalmente agradeció al presidente electo Joe Biden por “recordarnos que el alboroto que vimos no era Estados Unidos”, y concluyó preguntando si podemos esperar “que la violencia disminuya” y que “el carácter sagrado de toda vida y la dignidad de la persona humana será defendido”.