Una autoridad municipal solicita por los conductos regulares, es decir, mediante el debido proceso, la correspondiente autorización para circular por una vía que tiene restricciones fuera de la exclusividad del transporte público que lo usa diariamente. ¿Qué dicen las izquierdas revoltosas y del odio frente a ese pedido oficial, que a diferencia de la convicta ex alcaldesa de la ciudad, lo usaba -ella y sus amigotes de la caviarada- como si fuera zona de privilegio? Que el Alcalde es un abusivo y un aprovechador.
Volvamos a la escena. El Alcalde pide, solicita permiso. No “ordena”, tampoco impone o hace uso de su autoridad para abusar de un cargo, pero las izquierdas, sus medios de comunicación y sus activistas de opinión acusan, insultan, ofenden, lanzan falsos comentarios y arman una telenovela al estilo “el porky más temido” (para ponerlo en contexto, como dicen que se dice).
No se trata de opinar o comentar sobre el pedido del Alcalde, sino de enlodarlo, darle con palo, acusarlo de lo que sea y arrinconarlo. Y ante esa malicia y perversidad, el Alcalde responde y lo hace fuerte, como tiene que ser, con un Comunicado que señala lo cierto y aunque no les guste esta palabra, el Alcalde es el que les dice “lo justo” a los operadores comunicacionales y propagandísticos de los medios adversos a su gestión, los que antes estuvieron y aún no sabemos si lo siguen estando, del lado de la corrupción más grande contra el país.
De lo que se trata es que si el Alcalde hace algo… “tiene que estar mal”; si es que no hace mucho, todo está peor. ¿Cómo gerenciar una ciudad con excesiva burocracia y gastos millonarios injustificados, al principio del ejercicio del cargo? Ordenando las finanzas, devolviendo las cuentas al orden, haciendo caja para contar con los equipos y gentes necesarios mientras se rearma la municipalidad.
¿Hizo promesas que no ha cumplido aún? Es verdad, y debe cumplirlas. ¿Está haciendo cosas que no se lograron antes? Es cierto y hay que valorarlas. ¿Le falta mucho por hacer? ¡Qué duda cabe! Recibió una municipalidad destrozada en su administración, una ciudad en caos provocado para sucumbir, que venía de varias gestiones abocadas a la nada.
¿El Alcalde debe hacer docencia, callarse y dar la otra mejilla? No sean imbéciles. Al Alcalde hay que presionarlo, exigirle más y más, mucho más, pero participando y sugiriendo, dando opciones, ideas y propuestas, porque de eso se trata ser Vecinos y Ciudadanos.