Le dijeron de todo y por todo, lo quisieron ensuciar y maltratar, pero el Alcalde de Lima tuvo temple y coraje para sobrevivir a la miserable maquinaria caviar y progre que todas las izquierdas financiaron en su lucha por poner “a quien sea, menos a Porky”.
El mérito es tener sensatez y aumentar la tenacidad, poseer principios y valores que nadie ni nada detienen, diga lo que se diga, así los puñales vengan desde varias direcciones, inclusive de sectores que no se pensaba que estaban en una especie de alianza contra natura “pre conceciba”. Nada les funcionó a los caviares y progres, nada. Fue tal el millonario despliege de rostros e insultos, de oenegés y medios de incomunicación, que más bien, permitieron ir creciendo sobre la otra candidatura, la del odio y la corrupción que encabezaba un ex militar, ex ministro fracasado y ex candidato a cualquier cargo público, arrodillado y comprometido con varios gobiernos (Humala y Villarán, procesados los dos, por ejemplo), entregado y sometido a relaciones poco menos que imprudentes y de abierta sujeción con los cárteles de la política más asquerosa en el país.
Elegíamos a un Alcalde, no a un “alcaide”. Precisábamos recuperar y reconstruir un gobierno para la ciudad, no queríamos seguir en manos de la ineptitud de rostros, ni en la ignorancia de rastreros. El antecedente de la peor gesión edil de la historia del Perú, con la procesada Villarán, era suficiente para tener a su jefe como Alcalde… ¿Se imaginan al tal capitán “arturo” en el sillón edil?.
Lima merecía un Alcalde, hoy tenemos Alcalde y un Cuerpo de Regidores que va haciendo méritos y consiguiendo reconocimientos. Ese es el camino, ese es el reclamo popular y por ello, ante las innumerables amenazas de sacar a Porky –aún antes de haber sumido su cargo-, hoy el silencio de los cobardes es la mejor evidencia de la razón de los honestos.
El Alcalde que Lima eligió sigue avanzando y lo hace con entusiasmo contagiante, cumpliendo sus compromisos y dejando que su Teniente Alcalde asuma las funciones que debe de tener y debe de liderar. Así se gobierna y se hace escuela de liderazgo.
Las prioridades del Alcalde de Lima son evidente muestra de su rol en el ejercicio de la democracia local y así va haciendo un camino de confluencias y congruencias. ¿Le falta algo, debe hacer más? Pero por supuesto que falta, por supuesto que hay mucho por hacer, pero de la mano y de la palabra de los Vecinos, que debemos tener una presencia constante de consejeros, “exigidores con ideas y propuestas”, ciudadanos de la ciudad, del barrio, de la escuela, del autobús, del taxi y la combi, del mercado y la bodega, del fulbito y del estadio, todos haciendo que la democracia local funcione y que se acabe el odio y la corrupción que tanto tiempo ha dañado a una Lima que debe engrandecerse por obra de sus propios habitantes.
Siga adelante, Señor Alcalde de Lima, porque si no lo hace, también se lo diremos.