Hay momentos en los que resulta revitalizante hacer un paréntesis dentro de la vorágine política para reconocer que el sistema sí tiene capacidad de actualizarse y proyectarse al futuro. Por eso hoy corresponde saludar con entusiasmo la reinscripción partidaria del APRA.
En lo histórico nadie puede ignorar que el pensamiento y la doctrina de Víctor Raúl Haya de la Torre tuvo una enorme gravitación nacional, especialmente entre los años aurorales de mediados de la década del veinte y 1979.
El líder aprista tuvo la justa rebelión frente a las taras de un república que nació torcida un siglo antes y que abrigaba con dureza las prerrogativas de una élite corrupta y decadente que cercenaba los derechos fundamentales del pueblo; sin embargo, se diferenció del marxismo porque no propugnó la violencia revolucionaria, sino una creativa alianza de los trabajadores manuales e intelectuales. Tuvo, asimismo, el ingenio preclaro de postular el concepto de raíz hegeliana del espacio – tiempo histórico, que puso en evidencia las limitaciones del marxismo en relación con los nuevos descubrimientos científicos y al cambiante horizonte del relativismo de la física de Einstein. Y, con el concurso de Manuel Seoane, esbozó una tesis de geopolítica mayor al darle dimensión indoamericana.
Sería larguísimo reseñar los aportes de todos sus líderes históricos, desde Armando Villanueva, De las Casas Grieve, Ramiro Prialé, hasta Luis Alberto Sánchez, Del Castillo Reátegui, Alva Centurión, pasando por Alva Castro, Alegría Haya y tantísimos otros, quienes tuvieron la convicción de luchar por el simbólico “pan con libertad”.
La historia aprista estuvo plagada por momentos y personajes también azarosos. Unos sufrieron represión y persecución extrema, desde el propio Haya hasta Alan García; otros cometieron excesos justificadamente punibles.
Pero sus líderes tuvieron la grandeza de concertar en pro de la preservación democrática.
Su ideología se aggiornó en la década del 2000, estando vigente al día de hoy; y fue precisamente Alan García, el mismo que había llevado al Perú al horror de la hiperinflación en su primer mandato, quien hizo el mejor gobierno histórico en el periodo 2006 – 2011.
Hoy una generación de jóvenes entusiastas y dirigentes maduros -entre quienes destacan Jorge del Castillo, Luis Gonzales Posada y Mauricio Mulder- han tenido la capacidad de devolver al APRA al activismo partidario y cuantos los vemos desde fuera los saludamos con la convicción de que son una fuerza de centro izquierda indispensable para la lucha anticomunista y la recuperación democrática. ¡Felicitaciones!