Por diversos motivos estamos por caminos diversos con respetados amigos. Así es la política. Puedes coincidir en muchas cosas pero la apreciación de quién encarna lo que pretendemos para el país evidentemente hace que optemos por tal o cual candidato.
Así como la decisión para elegir a nuestro candidato presidencial es difícil al tener 25 opciones aunque pocas reales alternativas; elegir los dos candidatos que nos representen en el Congreso se vuelva más complicada aún. Para el caso de Lima tenemos 850 opciones aunque como en el caso de la Presidencia son pocos los que tienen suficientes pergaminos.
Desgraciadamente los mismos partidos no hacen una buena selección y presentan entre sus candidatos a gente con antecedentes, con pocos o nulos estudios y una experiencia de vida cuestionable.
¿Qué debemos exigir a los que pretenden ser electos? Que sea gente con Valores, que conozca nuestra Patria, que haya servido a la sociedad, que cuente con estudios suficientes para cumplir con sus funciones, que se comprometa con sus promesas y no traicione las mismas.
Es hora que la ciudadanía se comprometa a elegir bien a fin que luego no se queje. Basta de elegir faranduleros o gente sin mayores atributos.
Ya es tiempo que saquemos pecho por un mejor Congreso y no sea más bien motivo de vergüenza. Es hora de escuchar buenas propuestas, dichas con propiedad y no por gente que “hable piedras y mal encima”.
No podemos seguir dándonos el lujo de tener personas con estudios fantasmas”, que en vez de CV tenga un amplio prontuario o que en vez de tomar una taza de café mientras participa en una sesión virtual arme su “porquería”.
El Perú de estos momentos requiere de sus mejores hombres y no de filibusteros de la política