Hace poco, un gran amigo, a quien aprecio mucho de toda la vida, me sugería escribir un artículo acerca de cuál debería ser el perfil del candidato ideal para la presidencia del Perú. Tremendo reto, pero me pareció un ejercicio interesante y que pueda generar algún tipo de discusión.
El Artículo 110° de nuestra Constitución Política dice que “Para ser elegido Presidente de la República se requiere ser peruano por nacimiento, tener más de treinta y cinco años de edad al momento de la postulación y gozar del derecho de sufragio”. Y acaba de incorporarse el Artículo 34-A que dice que “Están impedidas de postular a cargos de elección popular, las personas sobre quienes recaiga una sentencia condenatoria emitida en primera instancia, en calidad de autoras o cómplices, por la comisión de delito doloso”. Y claro, incluso con la última incorporación, queda claro que cualquier idiota puede ser candidato a la posición de mayor responsabilidad en el país. Los requisitos son como un cernidor de harina con agujeros de 1 cm.
Un candidato a la presidencia, en mi humilde parecer, tiene que ser una persona íntegra, reconocido por la sociedad por sus sólidos principios éticos y morales, y dentro de su gremio o ámbito profesional como una persona destacada y respetable. Mejor aún si ha tenido experiencia en alguna posición política como alcalde, gobernador, congresista, ministro, vicepresidente o similares.
Debe adoptar como suyos conceptos básicos como el respeto a la vida, a la familia y a la economía social de mercado, es decir, que respete la libertad de la iniciativa privada, que crea que el Estado debe orientar el desarrollo del país y promueva el desarrollo del empleo, salud, educación, seguridad, servicios públicos e infraestructura.
Sin duda debe pertenecer a un partido político y tener cierta antigüedad como miembro del mismo, tiempo que no me atrevería a determinar, pero que podría estar entre uno y tres años, aunque para esta ocasión se está haciendo una excepción. Y ojo, estoy hablando de un partido político, es decir aquel que tiene un ideario, una doctrina, un estatuto, una dirigencia y organización claramente identificadas, que tiene sus diferentes secretarías, escuelas de formación y representación en la mayor parte del país, entre otros.
Hasta aquí ya estaría descartando a partidos como el de César Acuña y familia (APP), que aunque parece organizado, lo maneja a su antojo, haciendo y deshaciendo como le da la gana, de manera poco democrática y que tiene en sus filas a varios delincuentes. También descarto a probables candidatos como la comunista sin partido Verónika Mendoza, al demagogo malcriado Daniel Urresti, al reo Antauro Humala (impedido además) y a ese repugnante grasiento de Pepe Luna, que más que partido lo que lidera es una organización criminal, por lo que seguramente y espero que pronto, terminará en la cárcel.
Por supuesto no estoy hablando de vientres de alquiler o clubes de Toby que venden o alquilan posiciones a cambio de prebendas, dinero o cuotas de poder. Tampoco estoy hablando de esos mamarrachos que aparecen para la ocasión y ya están desaparecidos como los que postularon en el 2016, Peruanos por el Kambio (reconozco que voté por ellos), con Pedro Pablo Kuczynski (hoy con prisión domiciliaria); Democracia Directa con Gregorio Santos, hoy en prisión; Frente Esperanza con Fernado Olivera (los políticos nunca mueren ni seguirán muriendo); Perú Posible con Alejandro Toledo, un corrupto en medio de un proceso de extradición; Vladimir Cerrón, con prisión suspendida y que cambia de nombre a su partido como si fuera mascarilla desechable, entre otros muchos más. Y próximamente podríamos estar viendo al arquerito de Alianza Lima y estrellita de algún reality show, en Restauración Nacional, el partido del pastor Humberto Lay. Lamentablemente la ambición, la inmadurez, la fama y las ansias de poder, obnubila a las personas. ¿O será el candidato del gobierno? Hay muchas organizaciones más con nombres rimbombantes que pretenden llamarse partidos políticos pero que ni siquiera merecen ser mencionadas.
Sí, cabe mencionar en este punto el hecho de que cierta prensa y encuestadoras con oscuros y extraños intereses acostumbren lanzar candidatos sin que se entienda el criterio. Ahí están por ejemplo los casos de Salvador del Solar que durante algunos meses estuvo en el segundo lugar de las preferencias hasta que el señor salió a aclarar que no se presentaría como candidato o el de Jorge Muñoz, alcalde de Lima que tampoco está entre los candidatos de Acción Popular y que además tiene un compromiso con su ciudad cumpliendo su mandato.
El candidato ideal debe escoger con mucho cuidado a su plancha presidencial, es decir a sus vicepresidentes, para evitar que un pulgoso conspirador, traidor, mentiroso y corrupto, como Martín Vizcarra llegue a la presidencia y destruya nuestro país.
El candidato ideal también debe saber quiénes son sus postulantes al Congreso, tal vez la parte más difícil y en la que más debería invertirse en tiempo y esfuerzo. Debe saber, región por región, el currículum de cada uno de ellos, sus antecedentes y sobretodo la imagen de decencia, limpieza y prestigio que proyecten en sus localidades. Y si puede entrevistar a cada uno de ellos con su equipo de máxima confianza, mucho mejor. Lo que usted estimado lector, haría al momento de buscar a algún colaborador.
De esta forma evitaríamos que lleguen al Congreso personajes repugnantes y vergonzosos como el Gordo González, Celia Anicama “La Roba Cable”, Amado Romero “El Come Oro”, José Anaya “El Come Pollo”, Rosario Sasieta “La Lava Pies”, hoy Ministra de la Mujer y Poblaciones del Perú, Héctor Becerril, Benicio Ríos, el General Donayre, el hoy fallecido Moisés Mamani, la actual congresista Cecilia García (la promotora de Chapa tu choro), el investigado Edgar Alarcón, el mismo impresentable de Daniel Urresti o el ñaño populista de Pepe Luna, entre otros muchos más.
El candidato ideal, además de enfocarse en los temas propios de la campaña, tiene que estar seguro de que quienes vienen detrás de él son gente impoluta, limpia. Se que esto es muy difícil, en cualquier parte del mundo, porque sinvergüenzas y delincuentes hay en todas partes, pero tiene que poner el esfuerzo en ello.
Un candidato inteligente debe evitar rodearse de basura como la que rodeó al presidente Vizcarra como Maximiliano Aguiar, Mirian Morales, Karem Roca, Richard Swing, Óscar Vásquez, Edmer Trujillo, César Villanueva, Víctor Zamora y todos sus amiguitos del Lawn Tennis. Obviamente este no fue el caso.
Inteligente y apreciado lector, queda claro que no habrán muchas opciones hacia el 2021, si es que hay elecciones (debemos estar preparados para cualquier sorpresa). Y ojalá que los partidos políticos que tengan semejanzas en cuanto a doctrina y plan de gobierno, puedan hacer alianzas, dejando de lado los apetitos personales de poder, de tal manera de lograr una mayoría sólida en el Congreso y evitando el triste fraccionamiento que vemos actualmente.
Reflexione y escoja bien. Sin duda tendremos poquísimas opciones interesantes que evaluar. Haga su análisis de manera exhaustiva y reflexiva, no se deje engañar por sonrisas bonitas, promesas falsas, comerciales baratos o regalitos. Revise bien quiénes son los que acompañan y quiénes los que están detrás. De nosotros depende no volver a meter la pata y que tengamos un mejor presidente, el que nos devuelva a la senda del crecimiento y el desarrollo, y poder nuevamente sentirnos orgullosos de haber nacido en este gran país.