Estamos en el cogobierno más extraño y extendido de la historia política del Perú, donde el delincuente apodado “el lagarto” pone ministros, donde el investigado por lavado de activos en los Estados Unidos, César Acuña, también coloca ministros y embajadores, donde los dueños de algo llamado “somos Perú” y su clon “podemos” hacen lo mismo ordenando que se nombren ministros, asesores, generales y se designen funcionarios en organismos estatales y evidentemente, estamos en el cogobierno del poderoso prófugo comunista que nadie encuentra pero todos le consultan y piden favores, no me refiero a Chibolín, sino a Cerrón, el jefe, líder, inspiración y amor platónico de la adicta a los abrazos fingidos y los relojes de lujo, doña Dina.
La señora Dina, una imaginaria presidenta de un país no tan imaginario, se deshace en no hacer nada bueno por el país y se esfuerza con una hipocresía inimitable en decirse que trabaja y que es demócrata, que hace obra y se preocupa de los pobres y de las mujeres. Todo es mentira, nada es verdad.
Una comunista, porque lo es así se diga “pro mercado”, socia de un comunista como Cerrón, que también es una majestad de la hipocresía, aliada eventual de un pobre despojo inundado de ignorancia como Castillo -que no sabe ni lo que es él mismo- no se encuentra gobernando sino destruyendo, está cumpliendo una agenda de odio que proclama “parecer no ser lo que era”. Esa es la actuación comunista, ultraizquierdista, vestirse de santa y ser promotora del pecado, la traición y la venganza.
Este mes de primavera, el sol no sale para Dina ni para Cerrón, aunque se sientan los dos intocables. Una por los crímenes que ha cometido -y no me vengan a decir que no es culpable- y el otro, el siniestro y desequilibrado conspirador, así esté en la residencia del embajador de Cuba y haya alternado en similares sedes diplomáticas de igual inspiración totalitaria, por los múltiples delitos sancionados y los que seguirán en curso.
Dina y Cerrón son la misma escala criminal con fachada de corrupción pero evidencia de impunidad, no lo olviden nunca.