Que el señor Pedro Castillo, embarrado, podrido, hundido en el fango de su terrible miseria moral haya sido abandonado por sus similares de los partidos de gobierno, no es una casualidad, es el resultado de lo que me dijo mi maestro del periodismo: “es la respuesta entre ladrones, entre salvajes de la política; pero si son de las izquierdas, es más miserable y más salvaje la traición”. Y eso es lo que ha ocurrdio cuando “alias el burro” anunció en la noche su “amor a la democracia y el respeto a la institucionalidad” y a la mañana siguiente decretó el rompimiento del orden constitucional disolviendo ilegalmente el Congreso de la República, que aún siendo un poder impopular, no actuó como lo hizo el ex presidente: al margen de la Ley.
Pero además, las Fuerzas Armadas demostraron que en momentos de crisis total, se activa la unidad inter institucional para defender la democracia y garantizar las libertades ciudadanas. En este sentido, fue significativo el rechazo a la decisión unilateral del dictador y el apoyo absoluto a la vigencia del Congreso.
En esas mismas horas de noticias, rumores y cero violencia de parte de la población (muy meritorio por cierto), no faltó esa prensa podrida, alquilada, sumisa y flagrantemente cómplice del dictador, pero enfrentada a los pocos medios de comunicación honestos, valientes y patriotas como Expreso, La Razón, Willax y los portales de la lucha diaria como Minuto Digital Perú, La Abeja y Vox Populi al Día, verdaderos voceros de la dignidad nacional.
El dictador comunista, primero estuvo asolapado, medio callado pero intrigante, conspirador y maniobrando con el G2 de Cuba, con el evidente soporte de los servicios de inteligencia de México y Venezuela (que denunciamos hace más de un año y nadie nos quizo escuchar), y con la presencia de operadores españoles de ultra izquierda que armaron toda una secuencia escalonada de captura de organismos estatales de seguridad y educación para ir impregnando y sembrando de agentes operativos a su teleraña de poder (expansión y vanguardia de las izquierdas).
El país nunca mereció a Castillo, ni a Sagasti, ni a Vizcarra ni a muchos más, pero llegamos al extremo de la degradación con el insignificante dictador comunista que hoy está preso junto a quien dijo que era un dictador… cosas de la vida, efectos de una condena.
Mi homenaje a la dirección de este portal de opinión, de Minuto Digital Perú, porque siempre levantó su voz, siempre con el rostro de todos y la palabra de un país cansado del mal de las izquierdas.
Imagen, captura de pantalla, Latina TV