Un país no puede estar permanentemente sometido a la incompetencia, eso supera toda sinrazón y hace que los incompetentes “crean” que sus decisiones son acertadas y no hacen daño, pero no es así y hay que decirlo, porque de lo contrario seguiremos en la senda del teatro del absurdo, dominados por tontos y por incapaces que se ponen al servicio de sus intereses y no al servicio del Perú, con el riesgo añadido que “sus intereses” pueden estar relacionados con la corrupción y la impunidad que nos agobia hace décadas. ¿No es verdad?
Volvemos entonces a lo que venimos diciendo desde que asumió la cartera de economía un ministro que no da la talla porque no sabe de gestión, está ausente de dominio y liderazgo, se esconde viajando cada vez que se escapa de los momentos de mayor responsabilidad, demostrando una incapacidad y miedo a dar respuestas que sean la muestra mínima para germinar confianza. No lo hace porque no es alguien de talento y entrega al servicio público y a su vez, a la nación en su conjunto.
Eso de elevar otra vez el ISC o impuesto general a las ventas, es un abuso intolerable e inaceptable porque entre sus “decisiones” se castiga al Pisco peruano y se privilegia extrañamente “al denominado” también con ese nombre -pero que NO es Pisco-, de procedencia extranjera.
Repito: El increíble aumento del ISC al Pisco peruano es una traición y un castigo inaceptable contra la bebida de bandera nacional y un extraño premio a la competencia extranjera. ¿Hubo un acuerdo bajo la mesa con algún agente de intereses financieros chilenos para proteger al licor extranjero?
Y no nos quedamos señalando el daño irreversible que se hace a los productores peruanos de Pisco, sino que el excesivo aumento de impuestos decretado por el desubicado ministro de Economía perjudicará a las más de 600 mil tiendas, bodegas y negocios familiares que el 2023 sobrevivieron al retroceso de la economía nacional. Es decir, “te castigo Pisco peruano, te castigo bodeguero peruano, te hundo familia peruana”. No hay otra traducción ni interpretación en nuestra opinión.
El ministro miente y no es por ignorancia. El incremento innecesario del impuesto “ISC” en tiempos de recesión, implicará una caída entre 5% hasta 15% en las ventas anuales de las 600 mil tiendas, bodegas y pequeños negocios de barrio. No se incrementa impuestos en recesión, eso es criminal.
Sumemos más daños y perjuicios y hablemos algo de PetroPeru: A la enorme e impagable deuda de aproximadamente 6,000 millones de dólares que tiene a la fecha PetroPeru se sumará una nueva deuda, quizás vía emisión de bonos “sin aval del gobierno” …para afrontar “su” crisis.
PetroPeru no es propiedad de gerentes ni directores políticos puestos a dedo, mucho menos de la mafia sindical enquistada por decenios. ¿A justificación de qué lobby o acuerdo irregular e ilegal se permitirá otra vez que PetroPerú decida por sí y ante sí generar más deudas multimillonarias con el pretexto de no requerir aval del Estado? ¿Si no paga a sus acreedores, al final quién pagará? ¿Usted amigo y no amigo lector que permite con su silencio este atropello y nuevo robo?
Más para el daño que hace el ministro indiferente: El déficit fiscal pone en peligro la calificación crediticia, indica Fitch Ratings. La calificadora de riesgo espera este año 2024 una recuperación “modesta” de la economía; los riesgos fiscales aumentan por el desequilibrio financiero de Petroperú. ¿Y el MEF? En nada, como siempre, pero peor.
Dice el gobierno que el Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) se aplica a ciertos productos para desalentar su consumo (evidentemente la compra, eso no dicen) porque están relacionados con diversos problemas de salud y vicios que afectan a una gran parte de la población y con ese incremento se recarga un monto fijo en soles por cada unidad de producto escogido por el MEF. Pero, si eso fuera cierto ¿el ejemplo desde el gobierno no debería ser CERO COMPRAS de licores y gaseosas? Eso no ocurre y menos en Palacio de Gobierno o en el MEF.
Además, no se publican resultados de la efectividad de esa relación “más elevados los impuestos, crece el precio del producto, entonces hay menos compras de productos por menos consumo y se defiende la salud porque el consumidor ya no bebe o no fuma”. Eso es absurdo, la gente buscará adquirirlos a menor precio en almacenes más grandes que oferten a menor precio o variará hacia productos de menor calidad y mayor daño a la salud. ¿Dónde no comprarán? En la bodeguita del barrio, en la tienda de la esquina, en los pequeños negocios de 600 mil familias peruanas que como el Pisco peruano, son maltratados por el gobierno más incompetetente de la historia, como si fueran su caja chica o billetera fácil para viajar y cobrar millonarios sueldos como funcionarios del Estado, todos injustificados en sus puestos.
De lo que se trata -amigos y no amigos- en este paquete de más y mayores impuestos, en esta gestión ministerial de más y peores decisiones, es de usar a las familias, a los trabajadores, a los pequeños emprendimientos y a las empresas que son buenos contribuyentes, a pagar más y recibir menos del Estado (es decir, del gobierno de la incompetencia en salud, en educación, en seguridad).
Por eso nos reafirmamos en nuestra opinión: El enemigo público #1 del Perú, es el ministro de economía.
No vive en otro mundo, sino en el suyo, el de la incompetencia, la indiferencia y el desinterés por los más pobres, las clase medias y los emprendedores. Sino me creen, pregúntele a las que saben más. Pregúntele a las mejores ministras de economía, a las Mamás en cada casa, en cuyas manos y talento, suceden los milagros para sobrevivir en el Perú de hoy.