Las leyes de violencia de género excluyen al hombre como víctima: si una mujer agrede a un hombre, no es agresión de género, aunque la mujer le haya agredido por ser hombre. Pero si un hombre agrede a una mujer, siempre se considerará de género, incluso aunque no haya sido la intención del hombre al hacerlo.
No queda muy clara la diferencia entre agresión machista o violencia de género, porque ambas son totalmente absurdas. El maltratador, sea hombre o sea mujer, maltrata siempre, y siempre elige a los que considera más débiles, sea hombre o mujer. Además, al maltratador, sea hombre o sea mujer, no siempre escoge maltratar a su pareja (aunque sea lo más habitual quizás): hay muchos casos de padres maltratados por sus hijos, de hijos maltratados por sus padres (y al decir padres incluyo a madres, por supuesto). El maltrato no tiene género, aunque las estadísticas no cuadren.
Y no vamos entrar -porque da para otro artículo- en la absoluta esquizofrenia de quienes defienden a la mujer y a la vez a culturas donde la mujer, objetivamente, es tratada de manera inferior al hombre, donde incluso, llevando a su condición más extrema sus creencias, la mujer ni puede salir sola sin estar acompañada de un varón.
No puedes defender una cosa y su contraria. Y eso es lo que hacen las feministas de última generación. La violencia hacia la mujer no desaparecerá imponiendo leyes que discriminan al hombre. La violencia sobre las mujeres no es la base de la cultura europea, pero sí resulta evidente en otras culturas que el feminismo se afana en recibir con los brazos abiertos.
Como en el caso del racismo, son numerosas las asociaciones que buscan lucrarse con estos hechos. No es la primera vez que leemos casos de denuncias falsas alentadas, si no promovidas, directamente, por asociaciones presuntamente feministas.
Al hombre que es denunciado en falso le destrozan la vida. A la mujer que denuncia en falso no le sucede nada. Son las mismas asociaciones que salen a los medios a bombo y platillo ante cualquier agresión machista, supuesta o real, y que callan como lo que también son ante los hombres agredidos por sus parejas, o falsamente denunciados, aun sabiendo que le han destrozado la vida. Son las mismas asociaciones que reciben jugosas subvenciones para luchar contra la violencia “machista”.
Las leyes de género en realidad no ayudan a la mujer maltratada, sino que condenan al hombre, incluso al inocente.
Yolanda Couceiro Morín es una periodista aguerrida, fuerte, valiente, de ideas claras y voz auténtica. Puedes seguirla en twitter @yolandacmorin