No es un quizás, un tal vez o el “puede ser que ocurra lo peor de lo peor” en la escena política nacional, sino que vamos al despeñadero -en paralelo- a la peor página de la historia del Perú, como herencia de años de izquierdas ineptas, izquierdas caviares e izquierdas extremas vestidas con el rostro de la falsa pobreza, donde los bandoleros gobiernan pero no se sienten capaces de solamente administrar mal el país, sino que requieren de aliados en la terrible criminalidad que quieren compartir.
Con palabras de sonido andino o mote de origen malhablado, se hacen los del pueblo y ocupan cargos inventados, se reparten poderes temporales y se nombran en el Estado en diversas posiciones y ubicaciones, cuando no están urdiendo contrataciones fuera de la Ley o son parte de licitaciones formales que se convierten en negocios ilegales.
Hoy, el país no se da cuenta otra vez más, que un nuevo sinvergüenza puede ser el reemplazo de la Presidente Boluarte -cuya imagen de honestidad y honradez no es precisamente algo que la identifique- en caso a ella le suceda una vacancia, renuncie o fallezca y peor, en caso ella viaje a algún país o evento internacional, la reemplazaría en lo que una norma irregular le otorga como “encargatura -esa es la palabra también inventada- del Despacho presidencial”. Es como que se requiere prontuario para suplir a una potencial prontuariada y no podemos decir “es que si no, las izquierdas suben otra vez” porque en la lista del tal candidato de las mazmorras, va alguna gente que está mezclando su buen nombre y apellido, con el del dueño de un traje a rayas, carcelario.
¿Y cómo así sucedería tan repugnante suceso? Ello puede ser oficializado si es que en estos días se elige como Presidente del Congreso de la República al representante de la denominada minería delincuencial (en realidad, extracción irregular de minerales, produciendo contaminación y destrucción del medio ambiente). Pero no es solo eso, sino que esa actividad depredadora está íntimamente relacionada al narcotráfico, venta ilegal de armas e insumos químicos prohibidos, trata de personas, comercio sexual de menores de edad y muchos delitos más. ¿Es esto posible?
Un Congresista que ha ido variando de partidos, desde la Izquierda Unida hasta la poco transparente Alianza para el Progreso, pasando por asumir cargos ministeriales durante el gobierno del procesado expresidente Alejandro Toledo, con quien habilitaron a Odebrecht la vía Interoceánica del Sur (y todos callan del proceso y sus efectos) es el “bolo fijo” para la presidencia del Congreso de la República.
Es el Perú pues Ricardo, me dicen mis lectores. No amigos y no amigos, ese no es el Perú, eso es una burla permanente, otro atropello más. Y si callamos, y si lo permitimos, es porque no queda nada más que hacer y me resisto a creerlo.
A ver señores pretendidos futuros presidentes de los casi 40 partidos “existentes” para el próximo proceso electoral que puede ser el 2026 o antes si se deciden a unir voces y a asumir compromisos por el país: ¿Van a permitir que el narcotráfico, la minería ilegal y la trata de personas asuma el control absoluto del Congreso y del Perú?
Los reto a no callar, pero si prefieren manchar su honra, no nos miren a los ojos desde sus bolsillos llenos de dinero sucio, miseria humana y vergüenza absoluta por la traición que siguen fomentando contra los valores de la Libertad y la Democracia.