Alguna vez alguien dijo que la forma cómo Keiko Fujimori despilfarró no solo una herencia millonaria (en votos y afectos) sino un valioso activo político como haber obtenido una inédita mayoría congresal en el 2016, deberá ser -si no lo es ya- un estudio obligado en cualquier facultad de Ciencia Política en el mundo.
La historia política de Keiko Fujimori empieza con su abrumador triunfo en las ánforas que la convirtió en la candidata más votada para ocupar una curul. Esto fue en el año 2006. Sin embargo ni fue la lideresa que se esperaba ni menos tuvo una producción legislativa importante. Los 5 años de su mandato los compartió con su rol de madre y de estudiante. Al respecto debemos decir que ello fue parte de su proyecto personal que obviamente impidió ser la política de fuste que muchos anhelaban y de paso heredera política de su padre, el Presidente Fujimori.
Sus partidarios sin embargo realzan el “mérito ” de haber fundado el partido político que su padre se negó a crear. Primero fue Fuerza 2011 y luego el que hoy existe, Fuerza Popular, que no tiene más de diez mil afiliados y un resultado desastroso en las últimas elecciones del 2020 (4% del total de electores).
En el camino se deshizo de muchos antiguos colaboradores de su padre y se rodeó de gente sin mayor mérito y una característica, que algún especialista deberá analizar, fue contar con gente incluso visceralmente enemiga como un antiguo amanuense de Popy Olivera.
El gran problema de Fuerza Popular fue no tener una Ideología clara. Moverse en la nebulosa pareciera haber sido más cómodo para ella (recordar su pronunciamiento en Harvard). No tener un Estado Mayor de fuste fue también un gran demérito. Ello explica quizás el por qué siempre se rodeó de gente cuestionada o sin mayor experiencia. Por sus obras los conoceréis, dice la Biblia y que mejor prueba de su fracaso político es haber tenido una bancada con muy pocos aciertos en el 2016; algo que se percataron sus adversarios políticos y siendo blancos fáciles de las denuncias de quienes buscaron frenar su actuación como opositora al gobierno ppkausista.
He sido partícipe y testigo de la lucha por la libertad de Alberto Fujimori. Marchas, plantones, misas de salud y otras manifestaciones. Pocas veces la vi participar activamente a Keiko Fujimori; no se si por cálculo o por estar en contra de la forma como el ciudadano común creía conveniente.
A Keiko Fujimori siempre le faltó olfato político y timing. La tarde de la derrota en segunda vuelta frente a PPK en vez de ser el inicio de la resistencia contra un triunfo trucho terminó siendo la abdicación y el inicio de una soterrada oposición que terminó con la renuncia de PPK y el ascenso del Lagarto Miserable, con el apoyo de ella y de parte de su bancada. Fuerza Popular entregó un cheque en blanco al vizcarrismo y meses después pagaría caro ello y por desgracia, ello arrastró al Perú a una noche negra que aún vivimos.
Keiko Fujimori a sus 45 años no tiene un CV exitosos que mostrar e incluso el “mérito” de haber fundado Fuerza Popular se diluye en un mar de errores y derrotas producto de ellos. Errores que la llevaron a prisión tres veces, como parte de una persecución fiscal que tras muchos años terminó en un pedido de 30 años 10 meses de carcelería. A algunos la prisión los fortalece, a Keiko pareciera lo contrario. Un día antes de que se supiera que la ex ministra de Salud se había vacunado ilegalmente, la misma Keiko salía públicamente a apoyar a esta incapaz frente a un pedido de censura. ¿Será que ahora quiere parecer “responsable”?
Lo peor de todo es que ni siquiera aprende de sus errores. Llevar a Nano Guerra García como cabeza de lista en Lima es tan erróneo como haber llevado a Joaquín Ramírez o a Diethel Columbus que de fujimoristas no tienen ni un pelo.
El camino de Keiko este 2021 debió ser el Congreso como lo hizo en el 2006 y está vez demostrar que es una política de “fuste”. Ello se lo intenté decir vía “alguien de confianza suya”. Por lo visto no hizo caso o nunca llegó esa idea a sus oídos.
Con un periodo congresal esta vez exitoso, el 2026 con 50 años hubiera sido su tiempo.
Hoy su campaña es similar a la del 2016. Cero gestión exitosa que mostrar, saltitos y coreografías sin valor y ataques a sus rivales sin sustento de ideas y propuestas. Lo que queda es un núcleo duro de votantes que añoran lo hecho por Alberto Fujimori y que hoy en día es insuficiente.
Lamento esto sobre todo por gente valiosa que aún persiste y cree en este proyecto, que deberá repensarse. La inminente derrota electoral debe dar paso a nuevas ideas y personas. Fuerza Popular no debe ser más una franquicia y los derrotados deben dar un paso al costado como ocurre en cualquier democracia.
Fuerza Popular debería ser el fiel de la balanza como lo fue el 2006 en el segundo gobierno de García y construir una alternativa para el 2026 pero dudo que ello pase. La tozudez e inexperiencia sigue primando y a ello sumamos los problemas legales que deberá afrontar Keiko Fujimori en los próximos años.