En esa ocasión la joven contó brevemente al papa Francisco su historia como esclava sexual de los milicianos del Estado Islámico, tras ser secuestrada en su aldea de Kocho, en el norte de Irak, y cómo vio morir a seis hermanos y su madre antes de poder escapar.
Desde entonces se convirtió en la voz de miles de mujeres jóvenes yazidíes, una minoría religiosa de la región, que permanecen desaparecidas tras ser secuestradas por el Estado Islámico.
En enero de este año, Francisco denunció durante un acto la “inaceptable” persecución que sufre esta minoría religiosa en Siria e Irak, víctimas de “indecibles violaciones” ante las que clamó que la comunidad internacional no puede permanecer inerte.
Nadia Murad fue elegida Premio Nobel de la Paz por su labor para visibilizar y combatir la violencia del Estado Islámico como arma de guerra. +