Cerca de cuarenta partidos es la herencia maldita que nos está dejando un pésimo Jurado Nacional de Elecciones, entrampado en una sociedad de reformas que le hacen mucho daño a la ya precaria democracia que subsiste en el Perú. Cuarenta partidos de los que apenas tres o cuatro se esfuerzan en tratar de tener presencia, cierta organización, alguna voz presente en la escena nacional, pero los demás, ni existen, ni se les conoce, ni aportan nada al debate y las propuestas que se requieren para recuperar los caminos de la Libertad.
En ni una sola ciudad capital de Región -a nivel nacional- se puede identificar un partidario local de esas cuarenta combis electorales. Ni dirigentes, ni líderes, ni voceros, ni campañas ciudadanas, ni presencia en ideas o en protestas, en aportes o cualquier oportunidad de darse a conocer. Sucede que no son nada y no tienen a nadie, pero poseen “licencia” y ya están prometiendo y ofreciendo candidaturas “a cambio de” (un billete seguramente).
En el aeropuerto de Cajamarca, en el de Ayacucho, Trujillo, Puno y Arequipa he visto de casualidad a varios anunciados por ellos mismos como potenciales candidatos a la presidencia. Nadie los saluda, apenas dos o tres personas que van con ellos, les hacen un acompañamiento que da pena. Llegan como “stars” y se van como el desastre que son.
¿Qué buscan? Sacarse la lotería en base a algún chispazo, ir vendiendo cupos, negociar adelantos “de” cambio “de” futuros servicios. Eso amigos y no amigos, no es política, es delincuencia.
Estamos a un año y tres meses del proceso electoral nacional y los rostros y las miradas son de terror. Un alcalde está haciendo obra a su estilo, sin robar felizmente. Un gobernador regional, sigue en lo mismo y es el soporte del actual gobierno, del que tan pocas cosas buenas se puede reconocer. Otra candidata habla un día, cala diez, mientras que otra no habla nada, salvo si hay paros y bloqueos. Una irresponsabilidad total donde un cómico se cree la respuesta, un asesino ofrece extremos violentos, algunos ex ministros de pésimos gobiernos y dudosos comportamientos se gastan en medios a razón de no sabe qué, porque no generan atracción ni apoyo.
Vivimos como antesala un circo, tenemos como preludio pantallazos y anuncios alocados. Cero ideas, cero propuestas, carencia de argumentos, lo mismo que ayer, pero peor.
¿Los queremos a los cuarenta? ¿A nadie?