Y es que se trata de seguir despertando, pero con la voz fuerte, con la mirada segura, con el pensamiento hecho acción para que no sigamos en la misma rueda del olvido y la ausencia de imaginación y creatividad, haciendo lo que tenemos y debemos de hacer por nuestras familias y nuestra nación: peruanidad, ciudadanía, Patria permanente.
Estamos en medio de una suma de males cuya esencia y origen es esa mescolanza de la ideología negativa que proviene desde las múltiples izquierdas del odio (caviares, progres, morados, amarillos, colores fetiche, comunistas, terroristas, socialistas de café, académicos improductivos, sindicalistas de quincena, dirigentes de falsedades, oenegistas consumidos en comunicados, chismosas y aniñados de la PUC y otras enseñanzas turbias, rentados de los medios, acosadores de perfiles de las redes sociales, epicentros del mal, diarios del túnel, cloacas del 13, yuturbistas que dicen que es “su canal” el que pagan y no les pagan porque no les ven…). Miren la cantidad de dueños de verdades que son falsedades y se dicen y repiten a diario que son ellos “la verdad” para formar una especie de himno de imposiciones en nuevas narrativas.
Un día buscan “algo”, un insumo de odio y discursos al tintineo para darle duro a cualquiera, pero ya no es lo mismo que antes, porque les responden y se les responde. Entonces, al carecer de ideas, argumentos, solidez y valentía, buscan recodos y fabrican otras narrativas como decir que has mentido y que “debes disculparte”. Pero, como nos han mentido y no debes disculparte de nada -a veces-, cometes un error: responderles. No, no se responde a la estampida de la ignorancia, se le ningunea, digan lo que digan. Y más bien, se pasa a otro tema y se les olvida para que sigan clamando “responde” y así, se les apague la minúscula luz que poseyeron en algún momento.
Nuestro país, no es una nación condenada a someterse a las exigencias de las izquierdas criminales del odio y su narrativa de maldad. No somos lo que ellos quieren escuchar: sometimiento. Por eso, hay que reprimir el odio con la fuerza de la verdad, que es nuestra y es única.
Nosotros sancionamos, procesamos y condenamos a las izquierdas del odio y ese castigo debe ser contundente en el siguiente proceso electoral, en fórmulas de unidad y no de dispersión, con gentes absolutamente limpias y de entereza moral. Eso, es posible, es necesario, se hace tarea urgente, porque desde el recambio de gobierno, los primeros 365 días serán vitales para limpiar de escombros la porquería que ha derramado la militancia y el activismo del odio de las izquierdas.
Estamos urgidos de levantar nuestra Bandera más alto, invencibles, Patriotas siempre.