Se emplea la palabra “bestia” para designar a un imprudente que cometió o está cometiendo una barbaridad. Una bestia puede causar destrozos y estos pueden ser muy graves cuando están en juego vidas humanas.
Cometer un solo aborto es una bestialidad porque se está matando a una vida humana inocente. Cuando se habla de un millón de abortos cometidos se podría decir que es un genocidio, aunque las decisiones las hayan tomado muchas y variadas personas.
Los “Emperadores” del siglo XXI (como Herodes y Nerón)
Si la decisión de una persona es determinante para la muerte de otras, se le considera culpable, aunque no haya estado presente en la matanza. Así encontramos hoy a gente que está en la cárcel cumpliendo una condena porque permitieron la muerte de unos inocentes.
Cuando se trata de las guerras los soldados que intervienen son meros ejecutores de una orden que reciben. Tampoco podemos culpar a los que se defienden de una agresión. Se suele decir que el culpable es el que comienza la pelea. Cuando alguien manda matar a otro hay una doble culpabilidad; la del ejecutor, que lo hizo tal vez por una ganancia económica y la del que dio la orden.
Es más grave la culpabilidad del que manda matar. Las razones pueden ser: odio y venganza o el deseo de apropiarse de los bienes de la víctima. Cuando se trata de una autoridad la culpabilidad es mucho mayor.
Endemoniados bélicos
En el mundo ha habido muchas guerras, pero cuando se comenta de las guerras mundiales donde ha habido millones de muertos, enseguida se piensa en algo diabólico.
Efectivamente, el diablo está de por medio y utiliza a personas concretas y estas personas, movidas por intereses diabólicos se suelen disfrazar de benefactores o defensores de la vida y la libertad. Se disfrazan de corderos y son verdaderos lobos feroces que lo que buscan es destruir.
A los Jefes de las grandes guerras se les ha calificado de endemoniados por sus ambiciones y modos de proceder como por ejemplo Hitler y Stalin.
No hay la menor duda de la presencia del poder diabólico en las contiendas de gran escala que ponen en peligro al mundo entero, haciendo sufrir a muchas personas con el costo de vidas inocentes.
El mismo Papa nos ha dicho a todos, creyentes y no creyentes, lo que Jesús nos han enseñado para responder con oración y ayuno a la insensatez diabólica de la violencia. Unámonos al Santo Padre el miércoles de ceniza para vivir una intensa jornada de oración pidiendo por la paz