Cuando la consistencia de los valores es una guía personal y un mensaje colectivo, se dicen las cosas como son y no como quieren que las digas. Es en este preciso momento que, en nuestra hermosa patria, nos sentimos felices por la partida en Libertad y amor de familia, de una buena persona a quien en su largo proceso político le han hecho mucho daño, presionándole de mala fe, arrinconándolo de forma perversa, creando sobre su nombre y obra, un manto de odio insostenible, porque han variado el delito del terrorismo, por el inventado de” las víctimas que luchaban contra el Estado”. Y de esa narrativa cobarde, han hecho agenda y discurso las izquierdas del odio y la intolerancia, el comunismo.
Sin embargo, al fallecer el Presidente Fujimori, las demostraciones multitudinarias de afecto de los peruanos son inmensas frente al odio escrito en redes sociales por unos cuantos miserables que no son nada y no representan nada, pero hay que tenerlos en la mira de la justicia para que llegado el momento, paguen por sus maldades y delitos.
Fujimori hizo lo que era necesario y exigido, lo eligieron para gobernar, no para arrodillarse ante el terrorismo del partido comunista Sendero luminoso, no para dejar que los asesinos del Movimiento revolucionario Tupac Amaru hicieran un mar de sangre en el país. Fujimori les puso el rostro del valor y la fuerza de la razón, frente a frente, a los comunistas y sus socios izquierdistas de oficina y oenegés que no pagan impuestos, pero viven de ellos (un robo descarado, por cierto).
Los medios mercantilistas de las izquierdas, los fanáticos del odio que están en periódicos y canales de televisión, en radioemisoras y redes sociales, han festejado la muerte del Presidente Fujimori, han dicho que van a bailar sobre su tumba y van a beber de risa sobre sus huesos. Tremendos cobardes.
Lo que no han querido ver y aceptar es la realidad de todo un gran país: Fujimori fue, es y será el Presidente que todo peruano quería, quiere y volverá abrazar cada vez que lo lea, recuerde y afiance su legado en el Perú.