El pueblo es la suma de las personas que habitan en un territorio. La conducta de un pueblo dependerá de la educación que tengan las personas que lo habitan. Es muy difícil encontrar en un pueblo una homogeneidad total en las personas.
Hay, efectivamente, muchas similitudes entre los paisanos por la cultura y las costumbres que tienen, pero eso no los hace homogéneos en su conducta. Siempre hay buenos y malos, las personas que han luchado para salir delante de un modo honesto y los vividores deshonestos que viven mintiendo para aprovecharse de recursos de un modo ilícito.
Los pueblos, como las personas, son distintos
En algunos pueblos hay más cultura y en otros mucha ignorancia. Dentro de los pueblos puede haber lugares seguros y lugares peligrosos. La gente lo sabe, y se advierte al peregrino que llega por primera vez para que no se pierda.
Un pueblo atrasado necesita ser rescatado, para conseguirlo se necesita la ayuda de personas instruidas y capacitadas que puedan hacerlo.
El arte de elegir al mejor
Los ideales de una democracia apuntan a que el pueblo escoja lo mejor y a los mejores para que pueda haber un progreso. Esa elección debe ser de acuerdo con la verdad y el bien y no de acuerdo con intereses partidarios.
Los que gobiernan un pueblo deben ser los mejores: personas buenas y virtuosas en sus hogares y en los ambientes laborales, que exhiban una conducta de honestidad porque han ido sembrando el bien en todas partes y que tengan una capacidad y experiencia para poder gobernar.
Gente preparada para ocupar cargos
Una buena democracia debe tener sistemas de preparación para buenos gobernantes y el pueblo debe exigir esos requisitos. Los candidatos no deberían salir de cualquier sitio y menos con un apoyo político de intereses sesgados.
Hay países que llevan siglos diciendo que son democráticos y eligen a gobernantes que no solo carecen de idoneidad sino que además son delincuentes. Hoy vemos con asombro que algunos países están gobernados por la corrupción.
Una persona honrada y virtuosa tiene condiciones para elegir bien. Una persona coludida con la corrupción elegirá de acuerdo a sus intereses. Unas autoridades enquistadas en unos cargos que están coludidas políticamente elegirán siempre de acuerdo a sus intereses. Son elecciones que puede calificarse de corruptas y no tienen nada que ver con la democracia.
Limpieza y honestidad
La democracia funciona con personas limpias y correctas.
Si las leyes no sirven para la limpieza, la honestidad y la seguridad de las personas, han perdido su categoría de ley. Hoy muchos se amparan en la ley de una mala manera y dejan que se cometan unas injusticias descomunales.
Funcionar con los sistemas y los reglamentos sin tener una conducta honesta y virtuosa que responda a la verdad es ofensivo y una canallada.
En un pueblo hay de todo. Para que las cosas camine bien: los delincuentes deben estar presos, los locos en el manicomio con una buena atención psiquiátrica, las personas enfermas con atención médica de calidad.
Las familias deben funcionar para lograr una buena educación de los niños. Las instituciones educativas deben ayudar a los papás en la educación de sus hijos, y el gobierno debe estar siempre vigilante para ayudar con el principio de subsidiaridad, allí donde sea necesario.
Lo que el pueblo quiere es gobernantes buenos y honrados que estén bien preparados por haber estudiado en instituciones de prestigio con calificaciones elevadas y con una experiencia profesional que los haga idóneos para un cargo de gobierno.
Cualquiera no puede ser piloto de un avión, hace falta capacidad y una preparación muy exigente. Es igual y más para el gobernante, porque la iniciativa no debe proceder de él que promueva su elección, sino de los demás que lo buscan y lo animan a que se presente, porque es bueno.
Para tener en cuenta:
“Voluntad popular es la capacidad de las personas para decidir libremente lo que desean” (Diccionario)
“Al pueblo no se le hace caso, al pueblo se le gobierna”, (TC)
“Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción” (Simón Bolívar).
“El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”
“Los gobernantes pueden tener interés en mantener a los ciudadanos en el error, precisamente para conducirles con mayor facilidad. Y los gobernados pueden desear la ignorancia o la superstición para así despreocuparse, para así irresponsabilizarse”, (Infolibre).
Ilustración referencial (para interpretar) : “Mira cuánto tengo” de Mimmi Scheibe, Suecia