ComexPerú.- Es claro que cuando la producción nacional de una economía pierde dinamismo todos sus sectores productivos se ven afectados. En el Perú, esta realidad se observó durante 2019 al crecer tan solo un 2.16%, por debajo de las estimaciones previstas. A pesar de este resultado, el sector comercio, el cual representa un 10.2% del PBI, logró mantenerse como un mercado atractivo para el consumo y la inversión privada, al reportar un crecimiento del 3%, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Así, las ventas del sector comercio interno crecieron un 2.9%, es decir, en más de S/ 1,122 millones con respecto a 2018, de acuerdo con cifras del Ministerio de la Producción (Produce). Este resultado estuvo influenciado por un incremento en las ventas de tiendas por departamento y supermercados (+3.5%), ferreterías y equipamiento del hogar (+2.1%), y boticas y farmacias (+3.1%).
Cabe destacar que un motor importante en el desempeño del sector comercio es el subsector retail o de ventas minoristas. En específico, esto se debe a que su crecimiento lleva a la construcción de nueva infraestructura como centros comerciales, donde se establecen diversas firmas para ofrecer sus productos y servicios.
Tal como señala el Marco Macroeconómico Multianual 2020-2023, en los próximos años, el sector retail moderno continuaría creciendo debido a la apertura de nuevos centros comerciales (cinco en el segundo semestre de 2019 y tres en 2020).
Es decir, las nuevas inversiones en infraestructura comercial y la incorporación progresiva de nuevos centros comerciales incrementarán la oferta de bienes y servicios, por ejemplo, a través de supermercados, tiendas por departamento, restaurantes, agencias bancarias, entre otros, lo que impulsará el dinamismo del sector comercio durante los próximos cuatro años.
De acuerdo con un informe presentado por la Asociación de Centros Comerciales del Perú (Accep), en el presente año, las inversiones previstas para los centros comerciales de sus asociados ascienden a S/ 907 millones.
De este monto, el 74.2% estaría destinado a la construcción de nueva infraestructura comercial, y el restante a ampliaciones y remodelaciones. Si bien esto tendría un efecto positivo en la economía a través del impulso a la inversión privada, incremento de puestos laborales y un mayor consumo de los hogares, su impacto en la producción nacional y su sostenibilidad dependerán también del correcto manejo de los negocios que se pongan en marcha.
En cuanto a su efecto en el empleo, las perspectivas positivas del sector comercio podrían materializarse en mejoras para la economía peruana a través de dos canales. El primero se relaciona con la etapa de construcción, al requerir mano de obra para las fases de planificación, construcción y mantenimiento de la infraestructura comercial.
El segundo sería a través de la operación de las firmas, ya que, una vez establecidas, solicitarán personal a medio tiempo y tiempo completo, lo cual permitiría absorber a una parte de la población económicamente activa que ingresa al mercado laboral o que actualmente se encuentra sin empleo.
Si bien la creación de infraestructura resulta necesaria para la activación de estos mecanismos de impulso a la economía, ello no es suficiente. El correcto manejo empresarial, la promoción de emprendimientos locales, la atracción de marcas y franquicias internacionales y, fundamentalmente, la facilidad para hacer negocios resulta ser también un factor importante para garantizar la viabilidad y sostenibilidad del sector a lo largo del tiempo, y lamentablemente nuestro país se encuentra rezagado en esos aspectos.
Así, tal como señalamos en el Semanario 1007, el reporte Doing Business 2020, elaborado por el Banco Mundial, muestra que el Perú se ubicó en el puesto 133 de 190 economías en el pilar referido a la facilidad de empezar un negocio, ocho posiciones por debajo de su ubicación en la edición pasada.
De esta manera, la facilidad para empezar un negocio continúa siendo nuestro pilar de peor desempeño, debido en gran parte al elevado nivel de burocracia e ineficiencia al que se enfrentan los emprendedores formales en nuestro país al momento de registrar sus negocios frente a distintos organismos públicos.
Sin dudas, esto desincentiva la potencial llegada de marcas internacionales al mercado peruano. Por ello, urge reestructurar el sistema al cual el sector empresarial en el Perú está sometido, para así aprovechar las oportunidades dentro de la industria.
El sector comercio sigue siendo un mercado atractivo para los inversionistas y prueba de ello son los nuevos proyectos de centros comerciales que se encuentran previstos para este y los años siguientes. Sin embargo, si nuestra economía no crece a tasas óptimas y mantiene rezagos en materia de competitividad, no podemos pedir que el sector comercio mantenga el dinamismo de periodos pasados ni que contribuya con todo su potencial al crecimiento de la economía.
Un factor que aporta a la mejora de la economía es el optimismo de los consumidores. Si este mejora, podrá surgir en simultáneo una reactivación de la demanda interna. Sin embargo, ante los últimos acontecimientos a los que se enfrenta el Perú (la pandemia de la COVID-19, la inestabilidad política y la desaceleración económica), las alertas se han activado y la incertidumbre en todos los sectores ha crecido.
Si bien debemos tomar precauciones ante lo que viene, no podemos darnos el lujo de quitar los ojos a nuestros propósitos y planes de crecimiento para la economía propuestos a inicios de año. De nosotros depende enrumbar el progreso y desarrollo hacia el bicentenario.
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