Estamos convencidos que en el Perú suceden cosas que en otros lugares no ocurren, pero no es correcta esta afirmación, porque en Chile y en Colombia, para citar dos ejemplos, el teatro del absurdo es una escena cotidiana y sucede exactamente lo mismo con los ciudadanos: viven en un silencio complaciente que los ahoga en la desesperanza o en la continuidad de vivir como ahora dicen hacerlo.
Los combustibles suben más que en cualquier gobierno de la historia, más del 50% en promedio… pero las gentes callan y compran, se endeudan y callan de nuevo.
La energía eléctrica, los alimentos, las medicinas, suben constantemente de precios y los padres de familia, las mamás desesperadas, los abuelos sin pensión, se las buscan como sea para no morir en el intento, para vencer enfermedades que antes eran socorridas por una mínima infraestructura estatal, pero ahora, con el cuento del Covid, han pasado al plano del olvido, mientras los burócratas siguen sumando robos, coimas y dinero sucio en sus currículos de gobierno.
Todos callan y tal vez, excepcionalmente un día, algunos pocos días, salen en movilizaciones muy alegres y coloridas, muy respetuosas y ordenadas “a pedir” justicia, dimisión de los irresponsables, cambios en favor del pueblo. Pero de allí no pasan, porque algo sucede, algo turbio se ha cocinado entre los gobiernos corruptos y sus reemplazantes también corruptos… y no lo vemos, y nos callamos.
Hace treinta o cuarenta años, si el pasaje del bus se incrementaba una vigésima parte, el pueblo se volcaba a calles y plazas y hasta podía hacer que dimita un gobierno. Hace veinte o treinta años, cuando se elevaban los precios de los alimentos, o solamente el precio del pan, era impresionante la protesta popular y el compromiso de los políticos y los dirigentes sindicales en cada jornada, cada día, a toda hora, incansables, imparables, hasta lograr defender la dignidad frente al hambre y la miseria, pero ahora, ¿el silencio es la protesta?
Si estás en silencio es porque estás conforme. Entonces que siga subiendo todo de precio, que aumenten más lo impuestos, que se triplique el sueldo de los ministros y sus séquitos de asesores, que se robe más al Estado y no haya dinero para medicinas. Vivamos la locura del desborde del Estado y sigamos en esta crisis popular* imparable, sonriente, cojuda y diversa. Seamos más inclusivos para que todos nos vayamos a la mismísima mier… ¿Eso quieres?
¿Qué sucedió para que seas esclavo de tu propia aceptación de la injusticia?
Lo que sucede es TU culpa, y la solución es TU responsabilidad.
*Cita de “desborde del Estado y crisis popular” R. Escudero