Es asquerosa la forma en que “los medios de comunicación” se desenvuelven en el Perú, generando odio, violencia, incentivando el resentimiento y una afanosa forma de enfrentarse por cualquier concepto inventado, contra lo que ellos definen “sus enemigos”. Así lo hacen, así lo han hecho por décadas, así lo quieren seguir haciendo, pero el tiempo se les acaba y eso, los inquieta demasiado al punto de estar cometiendo graves errores que nos van a permitir tiempos de Libertad y renovación de la Democracia.
La concentración de medios registra ingresos financieros “negros” por cientos de millones de soles, merced a una estructura que mezcla intereses periodísticos, empresariales relacionados y alianzas estratégicas con distintos actores con los cuales se apalanca, sin importar quienes son, de dónde provienen o el daño que le hacen al país. Billete manda, billete alimenta, billete se requiere, es la norma de estos parásitos de la economía.
Y por supuesto, no caminan solos, van de la mano o en paralelo con otros grupos mediáticos (impresos y radiales) con los que arman acuerdos y componendas que son tan evidentes, que no se avergüenzan cuando el público los identifica como parte del mismo guion, el mismo teatro, la misma porquería convertida en noticia hecha manipulación, en entrevista construida como demolición, en información prevista como mentira.
¿Cuál es el error que los lleva a creciente temor?
Lo hemos dicho aquí en minutodigital.news en varias ocasiones. Las fuerzas de la Libertad y de la Democracia, cada una con su propia identidad, como el mensaje de Keiko Fujimori, la palabra de Hernando de Soto o la implacable energía de Rafael López Aliaga, se han convertido en la espada que zanjará el fin del abuso de los grupos mediáticos y empresariales (mercantilistas) enquistados en el control de la economía, la justicia y la legitimidad política que ellos destruyeron a lo largo del tiempo, haciendo insostenibles a las instituciones.
Faltan pocos días para que se ilumine nuestro camino y se haga de una vez por todas lo que se requiere: salvar vidas, recuperar la economía y brindar independencia a la justicia, cerrando el abuso de Odebrecht, embargando todos sus bienes -los de la empresa y sus principales representantes y aliados-, interviniendo sus cuentas, impidiendo que un solo centavo vaya a los medios de comunicación y a sus socios en universidades manipuladoras de informes y proyectos insustentables y empresas de intermediación financiera, haciendo que el Estado -vía el nuevo gobierno- procese a los que han intervenido en la matanza de más de cien mil peruanos y creando una Plataforma por la Reivindicación de la Verdad, que reencauce la educación a los niños y jóvenes para que se nutran de patriotismo, historia, valores y principios.
Tenemos mucho por hacer, pero lo primero, que sean las fuerzas democráticas las que avancen, aun con diferencias, cada una en su identidad, pero todas bajo una sola bandera, la del Perú.