El lamento no sirve cuando se evidencia la mentira y en este caso, los operadores políticos del gobierno mexicano son los peores agentes de la desinformación y los peores aliados del peor presidente de la historia del Perú.
Esa es una evidencia irrefutable porque como punto de partida, el lamento de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a la sazón presidente de México, es una pose, ya que él ni se acuerda de sus antecedentes como cuando alegó fraude electoral y no aceptó la derrota frente a su contendiente por la presidencia (lo que llevo a su país al borde del caos) e inclusive, en el colmo de todo exceso, demostrando algo de lo que desquiciado que puede ser un enfermo de la política rosa, juramentó como “presidente moral” en una escandalosa escena que sólo causó hilaridad, burla, mofa y desprecio.
Sin embargo, este personaje de la farándula política “que es lo que le gusta a los pueblos ignorantes”, criticó a Keiko Fujimori por decir exactamente lo mismo que dijo él unos años antes (que hubo fraude electoral en el Perú) y con eso en el olvido intencional, López Obrador se dedicó a apoyar a Castillo, entrometiéndose en los asuntos internos del Perú desde el proceso electoral pasado, un tema que merece una profunda investigación.
Pero miremos el panorama de la bulla por el viaje suspendido legal y constitucionalmente al presidente del Perú, viaje al que vino a darle un supuesto empujón el Canciller mexicano. ¿Pues como son las cosas no? López Obrador no viajó a Colombia, como no vino al Perú cuando su protegido juramentó como presidente. Y entonces ¿A qué tanta bulla?
México con López Obrador va por tan malos caminos, que no le basta el daño interno a su pueblo, sino que quiere exportarlo y los incautos aplauden.
México pretende un liderazgo que jamás va a tener con su actual mandatario en la región, porque no es de ejemplos o de actitudes, ni de acciones ni decisiones que animen a seguirse. AMLO es alguien casual, que legó de casualidad a la presidencia, no por ideas, no por propuestas, fue casualidad.
Lo del viaje a Colombia suena a cárteles, y de eso, hablaremos muy pronto, porque existe una extraña conexión que se ha acentuado en una proyectada reunión en Bogotá, durante la juramentación del dirigente del grupo extremista M-19 como presidente.
México, Colombia, Perú y los puertos de embarque desde Chile, Argentina… mucho por contarles.