El partido comunista en Chile, es algo así como un elemento en esencia inutilizable que para las izquierdas, tiene mucho valor de rehúso y recomposición, ya que la ideología que lo inspira se recicla con máscaras y con frases hechas para “ese momento” en que se deciden “hacer algo” como por ejemplo, tentar una posibilidad electoral y presidencial. Pero como no pueden existir solos, los comunistas y sus amigos de las múltiples izquierdas del odio -los acomodados o enchufados, los burócratas de la eterna función en ministerios y los académicos del manual de internet básico, con barba y aretes con el rostro del Che- se van girando posiciones de campaña hasta ubicar lo peor que tengan, convencerla y maquillarla como si fuera algo parecido a lo que iba funcionando en medio de la histórica mediocridad y ¡zás! sueltan la muñeca despeinada encima de la torta que nadie apetece probar.
De eso se trata la candidatura presidencial de Jeanette Jara, una copy paste de muchas posturas, donde ninguna se llega a entender y ella misma, ni lo entiende.
¿Qué les pasó a los chilenos con la señora bailarina Jara, que no ata ni desata, que de una historia, dice ella, de abajo, terminó en la campaña en curso aún más abajo, con cada mentira que iba inventando?
Chile es un panorama interesante: ayer vimos el debate que tuvo protagonistas y una antagonista o alguien “que no sabemos que hacía allí pero su cara enojada y su mirada hinchada la delataban. ¡Qué distancia con la señora Evelyn Matthei en su porte, traje, discurso bien estructurado y lenguaje de sentimiento de mujer! ¡Qué distancia para gigantesca con un señor candidato y en tendencia, próximo señor Presidente de Chile como José Antonio Kast! Inclusive, ¡Qué educados Kaiser y hasta Parisi para tolerar a la mentirosa no responder preguntas y esquivar con mala educación su ignorancia evidente a los ojos de millones de espectadores de Chile y otras naciones que seguimos de cerca su acontecer político con ganas de verlos enrumbados nuevamente en el camino del progreso y el desarrollo que lideraron por décadas y fueron perdiendo por malas gestiones de gobierno de izquierdas.
Un debate presidencial que debió prescindir de una caricatura de candidata que sigue en lo mismo de siempre pero peor, en la mentira, repetida mentira. ¿O no es así una característica de las izquierdas?
Chile, amigos y no amigos, tiene una dupla de liderazgos de derecha bien valiente en las candidaturas de José Antonio Kast y Johannes Kaiser, que representan experiencia y conocimiento, entrega y verdad en la puesta del mensaje directo, sin decisiones escondidas. Esa oportunidad de la derecha, se asienta cada vez más. Y de cerca, aunque no aparenta lo que debía de ser, la señora Matthei debe desbacheletizar su actual discurso porque ella no necesita a las izquierdas, sino que debe incorporarse en la escena del Chile cansado de acomodos y vaivenes, caminando con Kast y Kaiser en el mismo sentido y objetivos, cada quien con sus matices y diferencias.
El comunismo va a ser derrotado por Chile, ya verán. La señora Jara, que de baile y baile se jaraneaba sin ver la escena nacional , terminó como debió empezar, porque ni es ni será, porque Jara, no era y la izquierda, menos.