Escribo este artículo una semana después de nuestra primera vuelta electoral, cuando ya fue definido que son el profesor Pedro Castillo y la señora Keiko Fujimori quienes pasaron al balotaje del 6 de junio.
Temas destacados durante la semana que pasó, pueden ser la casi definición del Congreso fraccionado que tendremos, aunque esta vez, creo que no hay forma de que sea peor que el actual, a pesar de los 37 senderistas de Perú Libre y la falta de experiencia que imperará. Hay muy buenas personas que han entrado y menciono a los generales José Williams y Roberto Chiabra; a los almirantes Rafael Montoya y Pepe Cueto y a mucha gente nueva como Adriana Tudela, Alejandro Cavero, Maricarmen Alva o Rosángela Barbarán, entre otros, que estoy seguro, sabrán liderar y tender los puentes necesarios para que pueda haber una gobernabilidad tan necesaria.
Ojalá el liderazgo de ellos y espero que el de muchos otros, en estos próximos cinco años, puedan lograr completar la reforma electoral, la de los partidos políticos y que los peruanos podamos tener la opción de reelegir a nuestros representantes. No es posible que castiguemos a los buenos congresistas, buenos gobernadores o alcaldes, por el capricho de esa rata llamada Martín Vizcarra (con el perdón de las ratas) y sus lacayos, como Fernando Tuesta.
Aunque a muchos no les guste, la experiencia y conocimiento congresal, de las leyes, de la hermenéutica parlamentaria y de la manera de hacer política de personajes como Mauricio Mulder, Víctor Andrés García Belaúnde o Jorge del Castillo, por hablar de los mejores que hemos tenido recientemente, aunque hay muchos más, es muy necesaria. El Congreso no puede estar en manos de personas que no tienen ninguna experiencia y deben aprender de los más experimentados. Dios nos ayude. Ellos aprendieron de otros como Luis Alberto Sánchez, Enrique Chirinos Soto, Roberto Ramírez del Villar, etc. y esta cadena de aprendizaje debe restituirse.
Una gran noticia de la semana que pasó fue sin duda la inhabilitación por diez años para ejercer cualquier cargo público que le dio el Congreso, de manera soberana y respetando todos los procesos, a ese cruce de rata con cucaracha inmunda llamada Martín Vizcarra. Sí, el mismo Congreso que el apadrinó y que lo vacó del cargo de presidente el 9 de noviembre por incapacidad moral con 105 votos, esta vez lo inhabilitó con 86 votos de congresistas más los de los 30 miembros de la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, es de decir, 116 congresistas. Ningún voto en contra, ninguna abstención.
Fue como música para mis oídos escuchar el viernes16 en la Sesión del Pleno del Congreso a sus apadrinados decirle de todo, como que no era posible comparar a los lagartos, que, si defienden a su especie, con este tipejo; o que habría que retirar todas las placas de inauguración que lleven su nombre para que sus hijos no tengan que pasar la vergüenza de tener que dar explicaciones. O aquella en que lo acusaban de genocida, comparándolo con Pol Pot.
Escuchar sus declaraciones que dio a la prensa esa misma noche en la entrada de su edificio junto a su abogadillo es algo que da tanto asco como escuchar al convicto comunista Vladimir Cerrón, titiritero de Pedro Castillo o a Nicolás Maduro cuando habla de sus grandes logros.
Lo dije en un artículo anterior, y seguramente a algunos les sonará o les sonó duro, pero deseo para Martín Vizcarra, una de las mayores basuras que ha tenido este país, que se muera ahogado por la falta de oxígeno o falta de una cama UCI, de la misma manera como se han muerto miles de peruanos gracias a su ineptitud, su desidia y su desprecio a todos los peruanos. Ojalá que su vacuna china, aún no aprobada por la OMS, no le haya hecho efecto o que esta ya haya perdido su efecto. Pero que sea dentro de algún tiempo, pues todavía le quedan la vergüenza que tenga que pasar cada vez que sea visto en las calles, sus juicios penales y la cárcel.
Quedan poco menos de siete semanas para la segunda vuelta y esperaría que en los próximos días los líderes de los partidos políticos, gremios empresariales e influenciadores afines con la libertad, al respeto a la Constitución de 1993, a los valores familiares y a la economía de libre mercado expresen de manera clara y directa su apoyo a la señora Keiko Fujimori.
No mariconadas que no son ni chicha ni limonada como la del señor Vargas Llosa, que afirmó que “los peruanos deben votar por Keiko Fujimori, pues representa el mal menor” o tonterías como la del señor López Aliaga que pidió a sus simpatizantes “no votar en blanco o viciado para no beneficiar a Pedro Castillo”.
Lo que se requiere es un apoyo claro y expreso y ponerse al lado de la señora Fujimori. Y obviamente invocar a asistir a la votación y a no votar ni blanco ni nulo.
Pedirles a estos señores un endose de votos a sus partidarios o simpatizantes es muy difícil porque para eso se requiere liderazgo y eso es lo que tenían personajes como Víctor Raúl Haya de la Torre, Alan García, Fernando Belaúnde o Luis Bedoya.
Y a todo esto ¿Qué esperan en Acción Popular para expulsar al traidor de Yonhy Lescano? ¿Acaso representa él algo del pensamiento de don Fernando Belaúnde con el que se construyó ese gran partido?