Este domingo, 28 de julio, se celebrarán elecciones presidenciales en Venezuela. La expectativa de un resultado positivo para la oposición, representada por el candidato Edmundo González y unida bajo el liderazgo de María Corina Machado, se combina con el miedo a represalias o manipulaciones por parte del régimen.
En los países autoritarios, la libertad de prensa se ve especialmente amenazada durante los períodos electorales, debido a los intentos gubernamentales para controlar el discurso e influir en los resultados.
En este contexto, el papel de los medios de comunicación se vuelve especialmente importante. Por ello, investigadores del Observatorio de los Contenidos Audiovisuales de la Universidad de Salamanca han colaborado en el proyecto internacional Journalistic Role performance (JRP) para estudiar el periodismo en Venezuela.
Más de una década de irregularidades y acusaciones de fraude
Aunque no comienza entonces, el clima de opresión y censura se intensifica tras la muerte del entonces presidente Hugo Chávez en marzo de 2013. Ese año se convocaron nuevas elecciones presidenciales. Nicolás Maduro ganó por una estrecha diferencia frente al candidato Henrique Capriles, quien denunció irregularidades en el proceso y solicitó un recuento de votos.
En 2018, Maduro fue reelegido presidente tras convocar nuevas elecciones. La oposición y gran parte de la comunidad internacional calificaron este proceso como fraudulento. Países como Estados Unidos, Canadá y miembros de la Unión Europea impusieron sanciones por estas irregularidades.
A raíz de todo ello, algunos países reconocieron a Juan Guaidó como presidente encargado en 2019. Este reconocimiento fue retirado a finales de 2022. En la actualidad, Maduro es el único líder oficialmente reconocido a nivel internacional.
Entre las controversias electorales, destacan las acusaciones al Gobierno de manipular los resultados y usar recursos del estado para favorecer a los candidatos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Esta crisis política se une a un contexto de crisis humanitaria, migración masiva y represión y restricción a opositores por parte del Estado. Los ataques a periodistas, por su parte, incluyen formas de censura que pueden llegar a detenciones arbitrarias y cierre de medios.
Por ello, no solo parte de la ciudadanía venezolana, sino también organismos internacionales y asociaciones de derechos humanos están pendientes del proceso electoral que se está llevando a cabo en Venezuela.
Censura, polarización y crisis: periodismo en Venezuela
La situación de los medios en Venezuela es crítica. En 2024, figura en el puesto 156 (sobre 180) del índice de libertad de expresión de Reporteros Sin Fronteras. Esto revela la crítica situación en la que se encuentran los profesionales del periodismo a la hora de llevar a cabo su trabajo.
Como muestra, en 2023, la ONG Espacio Público registró 384 denuncias de violaciones a la libertad de expresión en el país. Debido al temor a las represalias, dichas violaciones generan entre los medios y los periodistas un ambiente de censura y autocensura en el día a día.
Hablar de temas como corrupción, derechos humanos o el proceso electoral puede llevar a detenciones arbitrarias, amenazas y violencia. Esto hace que la ciudadanía tenga un acceso limitado a voces críticas y analíticas cruciales para la toma de decisiones informadas.
Un estudio que define los roles periodísticos
Para profundizar en esta compleja situación, investigadores de la Universidad de Salamanca han colaborado con el proyecto internacional Journalistic Role Performance (JRP). El proyecto estudia el periodismo en diferentes países mediante el análisis de noticias y encuestas a periodistas. Se busca entender la relación entre lo que los periodistas creen que deben hacer y lo que realmente se ve reflejado en las noticias que publican. Entre su percepción y su desempeño de los roles periodísticos.
Esto roles aluden a las funciones de los periodistas y los medios en la sociedad. Para ello hay tres áreas de análisis: la voz del periodista, las relaciones de poder y el enfoque de la audiencia. Dentro de estos dominios, se analizan seis roles: intervencionista, vigilante o perro guardián, leal-facilitador, servicio, info-entretenimiento y cívico.
Como cabría esperar, el rol leal-facilitador, ligado a la defensa del Gobierno, es frecuente en los medios venezolanos, sobre todo en los de titularidad estatal.
Más llamativa es la existencia de un cierto rol de perro guardián, crítico con la élite política. Aunque podría parecer inesperado, esto se explica en parte por una fuerte polarización, de forma que los pocos medios independientes (casi siempre en el ámbito digital) adoptan voces muy críticas con el Gobierno.
Es importante resaltar que los medios digitales han surgido en el país como una vía de escape al control del Gobierno. A través de la esfera digital, resulta más fácil evitar la censura y el control del Estado, al no depender de suministros de papel, grandes infraestructuras o del acceso a radiofrecuencias.
Sin embargo, aunque existe cierto espacio para la libertad y la crítica, la fuerte polarización a favor y en contra del Gobierno apenas deja espacio para los análisis más independientes y moderados.
También destaca la presencia predominante del rol intervencionista, en el que el periodista tiene una voz explícita en la historia. Estudios previos han constatado que este rol puede ser adoptado por los periodistas como una forma de proteger a su país o por miedo a las consecuencias por expresar opiniones opuestas.
Esto, por lo tanto, puede considerarse una forma de autocensura debido al temor a represalias gubernamentales. Es importante destacar que esta dinámica ha sido reportada y denunciada por periodistas ante ONGs y organismos internacionales.
Disonancia periodística
El estudio también encontró una gran separación entre los ideales que los periodistas tienen de su propia profesión (lo que creen que deben hacer) y lo que realmente se refleja en las noticias disponibles para su audiencia. Es decir, a pesar de que los periodistas tienen unos ideales de cómo llevar a cabo su trabajo, se ven limitados por factores externos que lo impiden, como pueden ser las posibles represalias laborales, legales y económicas hacia profesionales y medios de comunicación.
Este fenómeno se había observado en otros países unidos al proyecto internacional Journalistic Role Performance (JRP), pero no se había confirmado nunca en el caso venezolano. Gracias al trabajo desarrollado por investigadores de la Universidad de Salamanca en colaboración con JRP, este análisis del caso venezolano se plasmará en un próximo artículo científico aceptado para su publicación a lo largo de este año.
En definitiva, la investigación resalta la necesidad de seguir prestando atención al periodismo venezolano, especialmente a través de estudios con respaldo científico y perspectiva comparada.
Esto permitirá comprender mejor las circunstancias que afectan a los periodistas en el país y las necesidades y apoyos que requieren. Es esencial para la salud de la democracia venezolana que los periodistas puedan desempeñar sus roles sin miedo a represalias, promoviendo una sociedad más informada y consciente de sus derechos y deberes. De esto también depende el resultado y las consecuencias de las elecciones del 28 de julio.
Nota de Redacción: el presente artículo se publicó originalmente en www.theconversation.com bajo la autoría de Maximiliano Frías Vázquez Personal Investigador, Universidad de Salamanca; Carlos Arcila Calderón Profesor Titular del Departamento de Sociología y Comunicación, Universidad de Salamanca y David Blanco-Herrero Investigador en Comunicación, University of Amsterdam