Desde la campaña electoral de Bill Clinton en el año 1992, la economía ha ocupado cada vez más importancia en la decisión del votante americano. Tanto es así, que la frase “es la economía, estúpido” se popularizó durante esa campaña. El referido eslogan recoge el éxito que significó para Clinton incluir la economía en su campaña, porque se consideraba imbatible la candidatura de Bush padre, dado sus éxitos en política exterior, el fin de la guerra fría y la guerra del golfo.
Las campañas de las subsiguientes elecciones han reconocido el hecho que la economía cobró mayor importancia la decisión del votante para definir su candidato. Obviamente no como único factor. Pero los resultados muestran que ha sido determinante en su decisión de definir los ganadores. Lo económico, incluye cualidades personales del candidato y el programa que impulsa. Abarca también, sanciones respecto de la situación vivida, las expectativas generadas con las propuestas y reconocer la necesidad de una ferviente emocionalidad para lograr el éxito en lo económico.
Las campañas han dado muestras de la evolución que significa, “es la economía, estúpido”. Porque no significa disponer de plan de gobierno detallado y de comprobado éxito. Tampoco de demostrar que se disponen de mayores conocimientos que el contendor o se es el “outsider” de fina oratoria que viene en arremetida. Es principalmente, para demostrar que se dispone de lo necesario para superar el reto de gobernar la difícil política fiscal americana, incluida la burocracia más amplia y compleja del planeta.
Por ejemplo, los mensajes o eslogan durante la campaña de Clinton fueron, tres y muy simples: 1) cambio vs más de lo mismo, 2) la economía, estúpido y 3) no olvidemos la salud. Este último ya saben que fue debido a la testarudes de su esposa Hilary. Empero pasado los años, el mensaje económico ha incorporado matices que le aseguran la clara imagen que necesita el elector para su decisión. Carácter y cualidades necesarias para hacer frente a diversos problemas. Imágenes e ideas simples para demostrar el carácter suficiente para hacer frente lo complejo.
Sin entrar a los detalles de las campañas en los últimos 24 años [1], la observación de la importancia del aspecto económico es más que evidente y me atrevo a proponer que solo la pandemia explica la no reelección de Trump hace cuatro años. Pero no olvidemos que no solo se gana por aciertos de un candidato, sino también por errores del otro.
Por ejemplo, Obama, que cerró su campaña del 2008 en Virginia, estado de fuertes raíces conservadoras al sur de la línea Mason-Dixon [2], dio un discurso inspiracional desde la ciudad de Manassas de fuerte inmigración latina y bajo el eslogan de “vota por el cambio”.
El cierre fue el corolario de campaña también inspiracional demostrando que tenía el carácter y las ideas necesarias para hacer frente a los retos económicos que enfrentaban los estados de la unión americana.
Mientras McCain su oponente republicano, popularmente conocido como “Maverick” icónico apodo en los Estados Unidos, por su condición de héroe de guerra y de amplia carrera en la política, terminó una campaña plagada de errores a sus 72 años siendo derrotado por un inexperto y joven Obama.
Estas elecciones se han caracterizado por estar “llena de golpes bajos buscando logros altos”. Lo que me parece un gran sin sentido. En paralelo a que el votante ha sido capaz de no perder atención en aspectos de política exterior, raciales, de control migratorio y reproductivo, que se posicionaron fuertemente de los meses finales de la campaña, en medio de ese gran “ruido” mediático. Además, los resultados demostraron que no son los iconos comerciales o de mercado, sino los rostros del día a día, los que verdaderamente influencian el voto.
Término precisando que el votante americano ha expresado de manera contundente su voto, producto de una campaña republicana apoyada en el “machaqueo” de los largos discursos de Trump, sin oratoria, pero con alta retórica, junto con campañas para senadores y representantes que se complementaron. Por otro lado, los aportes económicos no faltaron, menos en la campaña demócrata donde se batieron récord en recaudación. Pero no por ello los avisos fueron más efectivos, porque el votante sabe que tiene que hacer más grande al candidato que más enemigos tiene, dado que los Estados Unidos no solo es la primera economía del mundo, sino también la primera potencia militar.